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Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
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Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Habían pasado 5 días desde que ocurrió aquel altercado militar donde fue expulsado del ejercito y abandonado a su suerte en aquellas inhóspitas tierras, 4 días desde que caminaba bajo un manto de arboles donde apenas entra la luz y la humedad rasga los pulmones, por no decir el sonido de alguna bestia asoladora que se interna en las noches en busca de comida. Sora apenas podía pegar ojo por las noches pues temía que el cálido y reconfortante fuego que lograba encender a duras penas con el afilador de hoja para la espada, se apagara y acabase devorado por un grupo de Thaur o algo peor. Si no era el amenazante ambiente de aquel encantado bosque era las pesadillas o sueños turbulentos que lo sacaban de sus pocas horas de sueño.
La mañana del cuarto día, Sora se levanto con un enorme dolor de piernas pues había dormido sentado sobre una incomoda piedra sin dejar de sujetar su espada. Al abrir los ojos contemplo a su majestuosa yegua de pelaje grisáceo claro en donde se reflejaban en su piel los tímidos rayos del sol que llegaban a parecer grandes hebras de plata.A pesar de haber estado parte del camino cargando con Sora y parte del equipo que llevaban, seguía teniendo su porte majestuoso que tanto le ha llenado de elogios. Se incorporo del suelo sin dejar de apartar los ojos de aquella maravillosa visión y acaricio el largo y fornido cuello de su compañera animal.
- Buenos días Azuza - le dijo aun somnoliento mientras veía como ella trataba de arrancar unas raíces del neutral y duro terreno. Eso le recordó que no comía nada desde ayer y le empezó a cantar el estomago.
- Que suerte tienes..tu al menos puedes comer esas inmasticables raíces, yo me conformaría con un pollo asado o quizás un tonel de manzanas- Miro hacia el cielo esperanzado y esperando que algún dios bondadoso de un pobre viajante se apiadara de él. -Aunque... dicen que la carne caballo también sabe deliciosa - La yegua soltó un relincho bajo que llego a parecer un insulto.
- Oh que grosera, sabes que es una broma, antes me comeria esos cayos de árbol que engulles antes que a ti. - El animal le dio la espalda obviamente ofendido. - Bien, pongámonos en marcha antes de que mi estomago me devore a mí. - Miro a su alrededor e intento adivinar donde se encontraba el sureste, mirando la forma en que crecían las raíces.
- Creo que debemos tomar ese camino - Le comento su compañera mientras veía como ella se internaba entre varios arbustos al otro lado del camino supuesto. -No tonta! el Sureste es por allí - Pero esta no le hacía caso, había olvidado que hace 5 días que le ofrecieron la yegua de su padre para volver al reino por su cuenta y desde entonces no tuvo resultados en conseguir que le obedeciera.
- Mula testaruda - gruño en a lo bajo y la siguió por el matorral de arbusto que resulto seer una cuesta invertida que llevaba a una parte mas profunda y oscura del bosque. Al pisar el terreno resbalo con una raíz sobresaliente y callo rodando cuesta abajo a pocos metros de Azuza, el animal resoplo alargadamente como si se estuviera riendo de él.
- Oh sí, muy gracioso y ahora me vas a decir como vamos a salir de este oscuro agujero. - Miro a su alrededor notando que la luz del sol apenas entraba en aquella parte del bosque. Después de escupir hojas y sacudirse los ropajes oscuros que formaban el atuendo oficial de los caballero de Moriel, se acerco a su a yegua asegurándola esta vez para que no vaya por su cuenta. Lo que no sabía Sora es que lo estaban contemplando desde las sombras.
La mañana del cuarto día, Sora se levanto con un enorme dolor de piernas pues había dormido sentado sobre una incomoda piedra sin dejar de sujetar su espada. Al abrir los ojos contemplo a su majestuosa yegua de pelaje grisáceo claro en donde se reflejaban en su piel los tímidos rayos del sol que llegaban a parecer grandes hebras de plata.A pesar de haber estado parte del camino cargando con Sora y parte del equipo que llevaban, seguía teniendo su porte majestuoso que tanto le ha llenado de elogios. Se incorporo del suelo sin dejar de apartar los ojos de aquella maravillosa visión y acaricio el largo y fornido cuello de su compañera animal.
- Buenos días Azuza - le dijo aun somnoliento mientras veía como ella trataba de arrancar unas raíces del neutral y duro terreno. Eso le recordó que no comía nada desde ayer y le empezó a cantar el estomago.
- Que suerte tienes..tu al menos puedes comer esas inmasticables raíces, yo me conformaría con un pollo asado o quizás un tonel de manzanas- Miro hacia el cielo esperanzado y esperando que algún dios bondadoso de un pobre viajante se apiadara de él. -Aunque... dicen que la carne caballo también sabe deliciosa - La yegua soltó un relincho bajo que llego a parecer un insulto.
- Oh que grosera, sabes que es una broma, antes me comeria esos cayos de árbol que engulles antes que a ti. - El animal le dio la espalda obviamente ofendido. - Bien, pongámonos en marcha antes de que mi estomago me devore a mí. - Miro a su alrededor e intento adivinar donde se encontraba el sureste, mirando la forma en que crecían las raíces.
- Creo que debemos tomar ese camino - Le comento su compañera mientras veía como ella se internaba entre varios arbustos al otro lado del camino supuesto. -No tonta! el Sureste es por allí - Pero esta no le hacía caso, había olvidado que hace 5 días que le ofrecieron la yegua de su padre para volver al reino por su cuenta y desde entonces no tuvo resultados en conseguir que le obedeciera.
- Mula testaruda - gruño en a lo bajo y la siguió por el matorral de arbusto que resulto seer una cuesta invertida que llevaba a una parte mas profunda y oscura del bosque. Al pisar el terreno resbalo con una raíz sobresaliente y callo rodando cuesta abajo a pocos metros de Azuza, el animal resoplo alargadamente como si se estuviera riendo de él.
- Oh sí, muy gracioso y ahora me vas a decir como vamos a salir de este oscuro agujero. - Miro a su alrededor notando que la luz del sol apenas entraba en aquella parte del bosque. Después de escupir hojas y sacudirse los ropajes oscuros que formaban el atuendo oficial de los caballero de Moriel, se acerco a su a yegua asegurándola esta vez para que no vaya por su cuenta. Lo que no sabía Sora es que lo estaban contemplando desde las sombras.
Sora Valencourt- Caballeros de Moriel
- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 26/09/2010
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Mis ojos frios y duros se posaron en el semblante del hombre, tenia que levantar la mirada, pues era alto, y bastante fuerte, con una barba frondosa que seguramente dejaría huellas en la cara de su mujer. El hombre se reía de su propio chiste, uno de muy mal gusto, a la vez que comía pollo. Le miraba con asco, repugnancia, desagrado e ignorancia, todo a le vez, pero ese fortachón era demasiado estúpido para darse cuenta de lo que yo pensaba de el realmente. El sólo veia que una mujer delgada y pálida le miraba con ojos fieros, lo que para el, seguramente, fuese otra cosa. Asco.
- ¿No te da miedo la oscuridad pichoncita? - yo no dejaba de mirarle fijamente, con una pequeña sonrisa ladeada, imaginando la manera de dejarle en ridículo - ¿Te ha comido la lengua un gato preciosa? - Me limité a exclamar un simple " hmm.." - Mujeres... esto es cosa de hombres ¿entiendes?
Me miraba y me explicaba las cosas como si yo fuese tonta, era detestable este tipo. Ya el tiempo podria a cada uno en su lugar.
De pronto le lancé al hombre una mirada espantada, aunque breve, y el me miró del igual manera, preguntandose que ocurria. De una estocada maté al primer Thaur, su cabeza se deslizó por encima de mi propia cabeza para acabar dentro de la fogata que habiamos montado el tipo y yo enmedio del bosque. Pero el Thaur no venía sólo. Salté por encima del fuego, acercandome al caballo, el único que habia, por si se complicaba la cosa. Otro animal endiablado, uno mas pequeño se lanzó contra mi con su boca fea abierta, de un manotazo lo quité de mi vista, y de otro golpe le clavé la espada en el estómago. Mi mano sangraba, perdia sangre... siempre la sangre.
Oí un grito a mi lado, era ese tipo, que intentaba quitarse a los Thaur de encima como podia, sin mejora. Daba espadazos a diestro y siniestro sin conseguir nada, sólo cansarse mas y mas. Dos pasos mas y ya estaba a su lado, le rajé a un Thaur el cuello y a otro lo pateé hasta lanzarlo al fuego.
- ¡Vamos imbécil, no te quedes ahí golpeando el aire! - le tendí una mano, como gesto de ayuda, pero el miró mi acción como algo humillante.
- No te necesito ¡bruja! - e inutilmente, se precipitó bosque adentro, hacia el peligro. Bufé y corrí hasta el caballo, una vez montada espoleé las riendas y un numeroso grupo de Thaur se lanzó contra mi, no podía matarlos a todos, no era tn rápida ni tan habil. Me concentré para lograr una buena cantidad de energia y justo en el momento en que me alcanzaban, todos salieron disparados, como si se hubiesen topado con un muro de piedra. Para entonces me sentía muy débil, tanto, que tuve que sujertarme firmemente al pelaje del caballo y dejarme llevar.
Desperté varias horas después, estaba sobre la tierra y el musgo húmedo, sentía una fuente de calor muy cerca de mi, alzé la mano, era el caballo, que, intuitivamente se habia acostado a mi lado, descansando y tal vez... ¿Tal vez? No, no dormia, los Thaur eran criaturas miserables y se habian vuelto locos con el pobre animal, que ahora yacía muerto, hacia escasos minutos, sobre la tierra.
Una vez repuesta, dejé tristemente el lugar y al pobre caballo, habia sido mas útil que su amo sin lugar a dudas. ¿Cómo se me había ocurrido venir a cazar con semejante hombre, a solas? Y lo peor es que ahora estaba perdida, sóla, seguramente moriría en aquel lugar. Que deshonroso final. Lo único que podia hacer esa cazar algún Thaur solitario, asarlo y comermelo.
Quizás ese Thaur no estuviese muy lejos... quizás.... Saqué mi arco, puse una flecha, y despacio, muy despacio me arrastré por el suelo. Todo estaba demasiado oscuro y aprensivo. Entrecerré los ojos para fijar la vista en mi objetivo. Parecia un Thaur bastante grande, muy oscuro, nunca había visto uno así, además tenia un comportamiento un tanto extraño, parecia mirar algo, como si estuviese acechando. Por curiosidad, busqué con la mirada aquello que tanto observaba aquel bichejo, cual fue mi sorpresa al saberque lo que intentaba era comerse a una persona.
Sin dudar, solté la flecha, esta se clavó justo en el centro de su pequeño cerebro cruel, corrí a por mi presa y a ver el estado de esa persona, tambien podria estar perdido...
- Saludos viajer.... - ropa oscura, armado, escudo de Moriel....tiré el cuerpo del Thaur al suelo, levanté de nuevo el arco y en menos de un segundo ya estaba apuntandole - ¡Maldita sea! - fafullé -¡No os mováis!
- ¿No te da miedo la oscuridad pichoncita? - yo no dejaba de mirarle fijamente, con una pequeña sonrisa ladeada, imaginando la manera de dejarle en ridículo - ¿Te ha comido la lengua un gato preciosa? - Me limité a exclamar un simple " hmm.." - Mujeres... esto es cosa de hombres ¿entiendes?
Me miraba y me explicaba las cosas como si yo fuese tonta, era detestable este tipo. Ya el tiempo podria a cada uno en su lugar.
De pronto le lancé al hombre una mirada espantada, aunque breve, y el me miró del igual manera, preguntandose que ocurria. De una estocada maté al primer Thaur, su cabeza se deslizó por encima de mi propia cabeza para acabar dentro de la fogata que habiamos montado el tipo y yo enmedio del bosque. Pero el Thaur no venía sólo. Salté por encima del fuego, acercandome al caballo, el único que habia, por si se complicaba la cosa. Otro animal endiablado, uno mas pequeño se lanzó contra mi con su boca fea abierta, de un manotazo lo quité de mi vista, y de otro golpe le clavé la espada en el estómago. Mi mano sangraba, perdia sangre... siempre la sangre.
Oí un grito a mi lado, era ese tipo, que intentaba quitarse a los Thaur de encima como podia, sin mejora. Daba espadazos a diestro y siniestro sin conseguir nada, sólo cansarse mas y mas. Dos pasos mas y ya estaba a su lado, le rajé a un Thaur el cuello y a otro lo pateé hasta lanzarlo al fuego.
- ¡Vamos imbécil, no te quedes ahí golpeando el aire! - le tendí una mano, como gesto de ayuda, pero el miró mi acción como algo humillante.
- No te necesito ¡bruja! - e inutilmente, se precipitó bosque adentro, hacia el peligro. Bufé y corrí hasta el caballo, una vez montada espoleé las riendas y un numeroso grupo de Thaur se lanzó contra mi, no podía matarlos a todos, no era tn rápida ni tan habil. Me concentré para lograr una buena cantidad de energia y justo en el momento en que me alcanzaban, todos salieron disparados, como si se hubiesen topado con un muro de piedra. Para entonces me sentía muy débil, tanto, que tuve que sujertarme firmemente al pelaje del caballo y dejarme llevar.
Desperté varias horas después, estaba sobre la tierra y el musgo húmedo, sentía una fuente de calor muy cerca de mi, alzé la mano, era el caballo, que, intuitivamente se habia acostado a mi lado, descansando y tal vez... ¿Tal vez? No, no dormia, los Thaur eran criaturas miserables y se habian vuelto locos con el pobre animal, que ahora yacía muerto, hacia escasos minutos, sobre la tierra.
Una vez repuesta, dejé tristemente el lugar y al pobre caballo, habia sido mas útil que su amo sin lugar a dudas. ¿Cómo se me había ocurrido venir a cazar con semejante hombre, a solas? Y lo peor es que ahora estaba perdida, sóla, seguramente moriría en aquel lugar. Que deshonroso final. Lo único que podia hacer esa cazar algún Thaur solitario, asarlo y comermelo.
Quizás ese Thaur no estuviese muy lejos... quizás.... Saqué mi arco, puse una flecha, y despacio, muy despacio me arrastré por el suelo. Todo estaba demasiado oscuro y aprensivo. Entrecerré los ojos para fijar la vista en mi objetivo. Parecia un Thaur bastante grande, muy oscuro, nunca había visto uno así, además tenia un comportamiento un tanto extraño, parecia mirar algo, como si estuviese acechando. Por curiosidad, busqué con la mirada aquello que tanto observaba aquel bichejo, cual fue mi sorpresa al saberque lo que intentaba era comerse a una persona.
Sin dudar, solté la flecha, esta se clavó justo en el centro de su pequeño cerebro cruel, corrí a por mi presa y a ver el estado de esa persona, tambien podria estar perdido...
- Saludos viajer.... - ropa oscura, armado, escudo de Moriel....tiré el cuerpo del Thaur al suelo, levanté de nuevo el arco y en menos de un segundo ya estaba apuntandole - ¡Maldita sea! - fafullé -¡No os mováis!
Elemmire Eve- Caballeros de Galadnor
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 23/09/2010
Edad : 36
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Después de darle un par de acaricias agresivas a la yegua como reprimenda por el lío en que lo había metido, esta comenzó a relinchar nerviosa como si algo la perturbara. Sora afino los sentidos y empezó a oír ligeras pero arrastradas pisadas que provenían de retaguardia.
- Lo sé Azu, pero dejemos que se acerqué un poco más - le susurró a la oreja y acaricio el morro de la yegua para tranquilizarla mientras esperaba en guardia, que lo atacasen.
Todo pasó en cuestión de segundos un silbido como el de una flecha había cruzado el aire y seguidamente el grito doloroso y desgarrador de lo que se cruzo en su camino, lo último que se escucho fue un sonido seco como el de un cuerpo cayendo. Sora se dio rápidamente la vuelta y miro sorprendido lo sucedido, no esperaba una tercera persona, bueno si es que al Thaur recién asesinado se le puede llamar persona. Poco después, de la oscuridad se pudo distinguir una persona armada con un arco dirigiéndose hasta el cadáver.
- Saludos viajer.... - musitó esta pero rápidamente irguió su arco en dirección hacia Sora. - ¡Maldita sea! ¡No os mováis! - al parecer la sombra era una mujer, y agresiva dada las circunstancias.
Sora miro a su yegua esperando que esta le explicara el comportamiento de la misteriosa mujer. Después intento acordarse de algo y al final dijo.
- A ver... vos debéis ser alguna fulana a la que encandilé y luego abandoné, ala que cause desdicha y me sigue hasta un bosque para asesinarme o... podéis ser la madre de dicha fulana, avergonzada por sus actos y por haber mancillado a su querida y dulce hijita. - Le contó con un semblante pensativo mientras se retorcía los sesos pensando.
- ¿Porque no os deberé dinero verdad? - Preguntó con énfasis como si acabase de recordar algo desagradable. - ¿ En cualquier caso os convendría bajar el arco antes de que os hagáis daño mi señora - Añadió como si hablara totalmente enserio.
- Lo sé Azu, pero dejemos que se acerqué un poco más - le susurró a la oreja y acaricio el morro de la yegua para tranquilizarla mientras esperaba en guardia, que lo atacasen.
Todo pasó en cuestión de segundos un silbido como el de una flecha había cruzado el aire y seguidamente el grito doloroso y desgarrador de lo que se cruzo en su camino, lo último que se escucho fue un sonido seco como el de un cuerpo cayendo. Sora se dio rápidamente la vuelta y miro sorprendido lo sucedido, no esperaba una tercera persona, bueno si es que al Thaur recién asesinado se le puede llamar persona. Poco después, de la oscuridad se pudo distinguir una persona armada con un arco dirigiéndose hasta el cadáver.
- Saludos viajer.... - musitó esta pero rápidamente irguió su arco en dirección hacia Sora. - ¡Maldita sea! ¡No os mováis! - al parecer la sombra era una mujer, y agresiva dada las circunstancias.
Sora miro a su yegua esperando que esta le explicara el comportamiento de la misteriosa mujer. Después intento acordarse de algo y al final dijo.
- A ver... vos debéis ser alguna fulana a la que encandilé y luego abandoné, ala que cause desdicha y me sigue hasta un bosque para asesinarme o... podéis ser la madre de dicha fulana, avergonzada por sus actos y por haber mancillado a su querida y dulce hijita. - Le contó con un semblante pensativo mientras se retorcía los sesos pensando.
- ¿Porque no os deberé dinero verdad? - Preguntó con énfasis como si acabase de recordar algo desagradable. - ¿ En cualquier caso os convendría bajar el arco antes de que os hagáis daño mi señora - Añadió como si hablara totalmente enserio.
Sora Valencourt- Caballeros de Moriel
- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 26/09/2010
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
No dejé de apuntarle con el arco, tensa como estaba, alerta, pero sin dejar de observar a ese jóven caballero de Moriel. En Moriel casi todos eran arrogantes, siempre nos habian dicho eso, yo misma lo sabia por experiencia, además ¿No era el reino de la oscuridad? Por algo sería.
Fuese lo que fuese el chico miraba a su yegua como si fuese una persona, lo cual venia a decir que, o estaba loco, o, que tenia alguna relación especial con su animal, lo cual no me asustaba, peores cosas habia visto.
En realidad, si habia una palabra que le describía era esta: descortés. Jamás habia oido a un hombre tratar así a una mujer de buenas a primeras, sumándole su falta de observación, ya que ¿Cuántas prostitutas armadas con arco y espada, en medio de un bosque, se había encontrado a lo largo de su vida? Y en el siguiente caso ¿Cuántas madres vengadoras le hubiesen salvado de un Thaur? La respuesta era, creia yo, obvia.
En todo caso, había encendido mi furia, habia cazado con un hombre inútil y machista, había sido atacada por una manada de Thaur hambrientos, me habia desmayado, perdido, ¿y ahora venia este tipo a tratarme como a una simple fulana? Sujetando el arco con firmeza, di unos pasos hacia el frente, para que me viese bien y supiese que no era una simple mujerzuela.
"En cualquier caso os convendría bajar el arco antes de que os hagáis daño mi señora , en cualquier caso os convendría bajar el arco antes de que os hagáis daño mi señora "
La frase permanecía como brasas en mi cabeza, una y otra vez. Escupí las palabras.
- ¿Cómo os atrevéis? Debería mataros ahora mismo por vuestras palabras ¡Retiradlas! - dije con la voz susurrante por contener la rabia.
Había una razón importante por el cual yo no le mataba ahora mismo, pues las ganas me salian por los poros de la piel. La razón era simple, le habia salvado la vida, o se la habia hecho mas fácil por un momento al matar a ese Thaur, por lo cual, me sentía con el deber de no matarle aquí mismo. Su ofensa era muy grande. La sangre me hervía con tan sólo recordar sus palabras.... Deseé en mi interior que ese chico no diese mas pasos en falso.
Fuese lo que fuese el chico miraba a su yegua como si fuese una persona, lo cual venia a decir que, o estaba loco, o, que tenia alguna relación especial con su animal, lo cual no me asustaba, peores cosas habia visto.
En realidad, si habia una palabra que le describía era esta: descortés. Jamás habia oido a un hombre tratar así a una mujer de buenas a primeras, sumándole su falta de observación, ya que ¿Cuántas prostitutas armadas con arco y espada, en medio de un bosque, se había encontrado a lo largo de su vida? Y en el siguiente caso ¿Cuántas madres vengadoras le hubiesen salvado de un Thaur? La respuesta era, creia yo, obvia.
En todo caso, había encendido mi furia, habia cazado con un hombre inútil y machista, había sido atacada por una manada de Thaur hambrientos, me habia desmayado, perdido, ¿y ahora venia este tipo a tratarme como a una simple fulana? Sujetando el arco con firmeza, di unos pasos hacia el frente, para que me viese bien y supiese que no era una simple mujerzuela.
"En cualquier caso os convendría bajar el arco antes de que os hagáis daño mi señora , en cualquier caso os convendría bajar el arco antes de que os hagáis daño mi señora "
La frase permanecía como brasas en mi cabeza, una y otra vez. Escupí las palabras.
- ¿Cómo os atrevéis? Debería mataros ahora mismo por vuestras palabras ¡Retiradlas! - dije con la voz susurrante por contener la rabia.
Había una razón importante por el cual yo no le mataba ahora mismo, pues las ganas me salian por los poros de la piel. La razón era simple, le habia salvado la vida, o se la habia hecho mas fácil por un momento al matar a ese Thaur, por lo cual, me sentía con el deber de no matarle aquí mismo. Su ofensa era muy grande. La sangre me hervía con tan sólo recordar sus palabras.... Deseé en mi interior que ese chico no diese mas pasos en falso.
Elemmire Eve- Caballeros de Galadnor
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 23/09/2010
Edad : 36
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
La voz de la mujer se transformaba en un eco que se repetía varias veces en voces de distintas formas, haciendo al bosque en el que se encontraban mas siniestro de lo que ya era. Sora se quedo un rato contemplando a aquella mujer, miro a su yegua de refilón y se llevo la mano a la boca con un bufido intentando detener el ataque de risa que le había entrado de repente.
- Perdonadme... - Ahora sus carcajadas eran mas fuertes y le resultaba imposible parar de reírse, sí, se estaba riendo de aquella mujer en medio del bosque retorciéndose y golpeando suavemente el torso de su yegua.
- Es que..- dijo entre risas - Aun no se porque me amenazáis de esa forma tan..divertida - Comenzaron las risas de nuevo y esta vez hizo un ademán de intentar pararlo por respeto hacia la mujer. El cielo cada vez se oscurecía más y los pocos rayos de sol que conseguían pasar del extenso forraje de los arboles, se extinguía poco a poco.
Se calmo y respirando hondo se atrevió a preguntar. - Y porque me apuntáis con vuestro arco mi señora? me temo que aun no os he hecho nada que pueda incomodaros de tal manera. No seréis portadora de la rabia verdad? - dijo cortes y a la vez curiosamente el caballero.
- Perdonadme... - Ahora sus carcajadas eran mas fuertes y le resultaba imposible parar de reírse, sí, se estaba riendo de aquella mujer en medio del bosque retorciéndose y golpeando suavemente el torso de su yegua.
- Es que..- dijo entre risas - Aun no se porque me amenazáis de esa forma tan..divertida - Comenzaron las risas de nuevo y esta vez hizo un ademán de intentar pararlo por respeto hacia la mujer. El cielo cada vez se oscurecía más y los pocos rayos de sol que conseguían pasar del extenso forraje de los arboles, se extinguía poco a poco.
Se calmo y respirando hondo se atrevió a preguntar. - Y porque me apuntáis con vuestro arco mi señora? me temo que aun no os he hecho nada que pueda incomodaros de tal manera. No seréis portadora de la rabia verdad? - dijo cortes y a la vez curiosamente el caballero.
Sora Valencourt- Caballeros de Moriel
- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 26/09/2010
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
¿Era demasiado evidente la estupefación en mi cara? Porque si así era, podria tener alguna razón para reirse de esa manera. No contento con llamarme fulana ahora se reia en mi cara, y tenia el descaro de hacer que se aguantaba la risa. Por un momento creí que me iba a reir yo también, era contagiosa y... hacia mucho que no oia nadie reir de verdad. Este acceso momentaneo debilidad me enfadó. Bajé el arco y caiminé hasta el con paso enérgico. Me paré frente a el muy cerca, casi podría tocar su nariz si fuese un poco mas alta, no era por nada especial este acercamiento, es que tenía ganas de darle un puñetazo, como mujer de guerra que era.
- ¡¿ Es que no os dais cuenta de que sois un guerrero Moriel?! ¿No os haceis una idea de mi condición? Se supone que somos enemigos - a decir verdad, mis razones eran un poco "inútiles" y superficiales. Me daba verguenza ser como era, pero no había otra cosa, me había criado siempre así gracias a mi padre.
Negué con la cabeza varias veces y finalmente bufé con disgusto. Un escalofrio recorrió mi cuerpo, como si mi subconsciente supiese que algo iba a ocurrir. Miré a mi alrededor, atenta.
- Creo que este no es buen sitio para discutir, o para reirse si os place....
Me sentía muy cansada, tenia hambre, sed, sueño, me alejé del chico, tambaleandome, pero una vez mas un sonido seco me alertó de algo, seguramente el guerrero también se hubiese dado cuenta, pero no habia tiempo que perder, en este bosque no habia tregua alguna.
- ¡Apartaos! - grite, empujando al jóven de Moriel. Creé un campo de energia para rechazar a los Thaus, pero me sentía tan débil que temí que no hiciese efecto. Caí de rodillas en el suelo.
- ¡¿ Es que no os dais cuenta de que sois un guerrero Moriel?! ¿No os haceis una idea de mi condición? Se supone que somos enemigos - a decir verdad, mis razones eran un poco "inútiles" y superficiales. Me daba verguenza ser como era, pero no había otra cosa, me había criado siempre así gracias a mi padre.
Negué con la cabeza varias veces y finalmente bufé con disgusto. Un escalofrio recorrió mi cuerpo, como si mi subconsciente supiese que algo iba a ocurrir. Miré a mi alrededor, atenta.
- Creo que este no es buen sitio para discutir, o para reirse si os place....
Me sentía muy cansada, tenia hambre, sed, sueño, me alejé del chico, tambaleandome, pero una vez mas un sonido seco me alertó de algo, seguramente el guerrero también se hubiese dado cuenta, pero no habia tiempo que perder, en este bosque no habia tregua alguna.
- ¡Apartaos! - grite, empujando al jóven de Moriel. Creé un campo de energia para rechazar a los Thaus, pero me sentía tan débil que temí que no hiciese efecto. Caí de rodillas en el suelo.
Elemmire Eve- Caballeros de Galadnor
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 23/09/2010
Edad : 36
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
No se sabía que hora era, Sora tenía la impresión de que todo el bosque oscurecía poco a poco y no era todo también reinaba el silencio como si el bosque hubiese sido encantado con una presencia invisible. La muchacha bajo el arco y se acercó a Sora con paso ligero y decidido.
- ¡¿ Es que no os dais cuenta de que sois un guerrero Moriel?! ¿No os haceis una idea de mi condición? Se supone que somos enemigos - Pregunto la mujer en un cara a cara con el caballero.
- Bueno, no pretenderéis que sea adivino, después de todo no es frecuente ver mujeres en la guerra - Dijo este ahora atando los cabos. Esta mujer debía ser de Galadnor o algún tramo circunstante y era por eso por lo que se había mostrado tan agresiva al verle.
El viento mecía las ramas suavemente a cortos intervalos, aparte de eso el habitual ruido de hojas rompiéndose o aullidos feroces a lo lejos había cesado. El ambiente se sentía neutral hasta en el aire.
- Creo que este no es buen sitio para discutir, o para reirse si os place....- La muchacha rompió el silencio. De repente un arrebato broto de ella y empujo a Sora hacia un lado. - ¡Apartaos! - Dijo con fiereza y creo una especie de escudo trasparente que al parecer terminó por debilitarla ya que callo de rodillas al suelo.
- Que mujer mas escandalosa...- Los Thaur ya estaban pegando su habitual salto asesino con el que podían decapitar de solo un golpe a sus victimas. Sora levanto un brazo y lo extendió hacia ellos, cerro los ojos y una corriente de aire nació de sus pies revoloteando sus ropajes y cabello. La corriente se volvió rápidamente en una fuerte ventisca dejando a los Thaur indefensos suspendidos en el aire.
El caballero caminó hacia ellos sin dejar de cesar su poder con la mano extendida.
- Contemplad el poder del viento - Sora ceso la ventisca y el grupo de Thaur comenzó a descender precipitándose rápidamente a tierra, pero en un movimiento veloz sora desenvaino su espada y los remató antes de que tocaran el suelo.
Una lluvia de sangre callo por el lugar mancillando la tierra, sus cortes habían sido tan rápidos y certeros como el mismo viento al corretear libre por el mundo.
- Ves Azuza?? te dije que la comida caería del cielo, aunque sigo prefiriendo aquel pollo asado, ya que los Thaur asados saben a zuela de zapato. - Sonrió amablmente a su yegua mientras envainaba hábilmente su espada, dejando presente al mundo que él no era para nada un tiro fácil.
- ¡¿ Es que no os dais cuenta de que sois un guerrero Moriel?! ¿No os haceis una idea de mi condición? Se supone que somos enemigos - Pregunto la mujer en un cara a cara con el caballero.
- Bueno, no pretenderéis que sea adivino, después de todo no es frecuente ver mujeres en la guerra - Dijo este ahora atando los cabos. Esta mujer debía ser de Galadnor o algún tramo circunstante y era por eso por lo que se había mostrado tan agresiva al verle.
El viento mecía las ramas suavemente a cortos intervalos, aparte de eso el habitual ruido de hojas rompiéndose o aullidos feroces a lo lejos había cesado. El ambiente se sentía neutral hasta en el aire.
- Creo que este no es buen sitio para discutir, o para reirse si os place....- La muchacha rompió el silencio. De repente un arrebato broto de ella y empujo a Sora hacia un lado. - ¡Apartaos! - Dijo con fiereza y creo una especie de escudo trasparente que al parecer terminó por debilitarla ya que callo de rodillas al suelo.
- Que mujer mas escandalosa...- Los Thaur ya estaban pegando su habitual salto asesino con el que podían decapitar de solo un golpe a sus victimas. Sora levanto un brazo y lo extendió hacia ellos, cerro los ojos y una corriente de aire nació de sus pies revoloteando sus ropajes y cabello. La corriente se volvió rápidamente en una fuerte ventisca dejando a los Thaur indefensos suspendidos en el aire.
El caballero caminó hacia ellos sin dejar de cesar su poder con la mano extendida.
- Contemplad el poder del viento - Sora ceso la ventisca y el grupo de Thaur comenzó a descender precipitándose rápidamente a tierra, pero en un movimiento veloz sora desenvaino su espada y los remató antes de que tocaran el suelo.
Una lluvia de sangre callo por el lugar mancillando la tierra, sus cortes habían sido tan rápidos y certeros como el mismo viento al corretear libre por el mundo.
- Ves Azuza?? te dije que la comida caería del cielo, aunque sigo prefiriendo aquel pollo asado, ya que los Thaur asados saben a zuela de zapato. - Sonrió amablmente a su yegua mientras envainaba hábilmente su espada, dejando presente al mundo que él no era para nada un tiro fácil.
Sora Valencourt- Caballeros de Moriel
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Fecha de inscripción : 26/09/2010
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Agaché la cabeza cuando el poder eólico del guerrero brotó de manera potente, pocas veces habia visto una cosa así, y justamente ese don que tenía me llamaba la atención, me fascinaba. Por eso al fijarme en los Thaur abrí la boca, sorprendida, y con envidia sana al mismo tiempo. El aire parecia mucho mas defensivo que mi escudo protector, escudo que además me dejaba exhausta. Mucho antes de apartar la mirada de los Thaur varias gotas de sangre cayeron en mis ropas, ahora raídas y de un púpura apagado.
Ahora que todo habia acabado, al menos de momento, no sabía como reaccionar, conociéndome, de manera cortante, para romper el hielo, mas ¿qué me había hecho aquel chico? Nadie sabría que habia dejado a un caballero Moriel vivo y coleando. Al menos, tenía comida de sobra... y la boca seca.
Me sequé el sudor frio de la frente con la manga mientras me levantaba, hice un además de reverencia con la cabeza a modo de saludo, sería mejor dejar las diferencias por el momento, pero otra vez estaba hablando con su yegua, como si de una persona se tratase, y lo peor, es que ella parecía corresponderle. Sentía las extremidades flojas y sin fuerza, y la respiración agitada. Me odié por ello.
- Elemmire Eve, querrera de Galadnor - me esforzaba por mantener la compostura, por parecer fuerte - ¿Puedo preguntaros el porqué estáis aqui? Creo que antes no hemos empezado bien... - dije sonriendo de lado.
La oscuridad y la aprensión del bosque cada vez me agobiaba mas, tan acostumbrada estaba a los espacios abiertos y a la luz de Galadnor, que ahora la echaba de menos. Suspiré y miré a nuestro alrededor.
- Me he perdido gracias a un inútil que ahora estará en el estómago de algún Thaur, que Galadnor le ayude.
Examiné al chico con actitud crítica, parecía muy joven, quizás mas que yo, pero no menos inexperto. A pesar de todo no parecia desesperado, ni abatido, muy al contrario, parecia de buen humor, aunque fuese un humor extraño, y bastante cómodo con su soledad.
Ahora que todo habia acabado, al menos de momento, no sabía como reaccionar, conociéndome, de manera cortante, para romper el hielo, mas ¿qué me había hecho aquel chico? Nadie sabría que habia dejado a un caballero Moriel vivo y coleando. Al menos, tenía comida de sobra... y la boca seca.
Me sequé el sudor frio de la frente con la manga mientras me levantaba, hice un además de reverencia con la cabeza a modo de saludo, sería mejor dejar las diferencias por el momento, pero otra vez estaba hablando con su yegua, como si de una persona se tratase, y lo peor, es que ella parecía corresponderle. Sentía las extremidades flojas y sin fuerza, y la respiración agitada. Me odié por ello.
- Elemmire Eve, querrera de Galadnor - me esforzaba por mantener la compostura, por parecer fuerte - ¿Puedo preguntaros el porqué estáis aqui? Creo que antes no hemos empezado bien... - dije sonriendo de lado.
La oscuridad y la aprensión del bosque cada vez me agobiaba mas, tan acostumbrada estaba a los espacios abiertos y a la luz de Galadnor, que ahora la echaba de menos. Suspiré y miré a nuestro alrededor.
- Me he perdido gracias a un inútil que ahora estará en el estómago de algún Thaur, que Galadnor le ayude.
Examiné al chico con actitud crítica, parecía muy joven, quizás mas que yo, pero no menos inexperto. A pesar de todo no parecia desesperado, ni abatido, muy al contrario, parecia de buen humor, aunque fuese un humor extraño, y bastante cómodo con su soledad.
Elemmire Eve- Caballeros de Galadnor
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Fecha de inscripción : 23/09/2010
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Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Sora se sentía cansado, hambriento y exhausto por el ambiente que le presentaba el bosque, ahora le parecía imposible buscar alguna pista que le revelara en que dirección se encontraba el reino de Moriel, al que debía volver deprisa o sus planes se quedarían en nada. Había decidido volver a la mansión Valencourt en busca de su ayuda, con su influencia quizás podría cambiar su destino ante los reyes y las leyes, destino de mal augurio pues pocas cosas son peor que la muerte. No se había percatado de la presencia de la mujer hasta que ella habló al lo que el respondió con un ligero respingo.
- Elemmire Eve, guerrera de Galadnor - Se presento la muchacha de repente. - ¿Puedo preguntaros el porqué estáis aqui? Creo que antes no hemos empezado bien... - Esbozo una sonrisa rara que a Sora le pareció graciosa pues a aquella mujer no le pegaba nada aquella actitud.
- Vaya, así que mi asesina tiene nombre - Asintió él respondiendo a la presentación - El porque estoy aquí, es un asunto un poco complicado para una persona que acabo de conocer y que tuvo intenciones de matarme. Solo os diré que me dirijo al reino de Moriel - Separo las partes comestibles del un cadáver de Thaur con una pequeña daga de plata y las fue amontonando sobre una tela oscura.
- Y siento daros malas noticias de nuevo, pero seguimos perdidos y me temo que mi yegua no sabe en el lío en el que me ha metido - La yegua relincho fuertemente como si protestara. - Lo mejor sera que comamos algo antes de que otro algo nos coma a nosotros- Termino de envolver la tela con las partes comestibles y se la cargo al hombro.
- Elemmire Eve, guerrera de Galadnor - Se presento la muchacha de repente. - ¿Puedo preguntaros el porqué estáis aqui? Creo que antes no hemos empezado bien... - Esbozo una sonrisa rara que a Sora le pareció graciosa pues a aquella mujer no le pegaba nada aquella actitud.
- Vaya, así que mi asesina tiene nombre - Asintió él respondiendo a la presentación - El porque estoy aquí, es un asunto un poco complicado para una persona que acabo de conocer y que tuvo intenciones de matarme. Solo os diré que me dirijo al reino de Moriel - Separo las partes comestibles del un cadáver de Thaur con una pequeña daga de plata y las fue amontonando sobre una tela oscura.
- Y siento daros malas noticias de nuevo, pero seguimos perdidos y me temo que mi yegua no sabe en el lío en el que me ha metido - La yegua relincho fuertemente como si protestara. - Lo mejor sera que comamos algo antes de que otro algo nos coma a nosotros- Termino de envolver la tela con las partes comestibles y se la cargo al hombro.
Sora Valencourt- Caballeros de Moriel
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Fecha de inscripción : 26/09/2010
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Lo primero, es que no me había dicho su nombre, lo segundo, le daba igual mi presencia y no parecia querer compartir ni una conversación ni nada por el estilo. Esto me desanimó un poco, ciero era que habia sido violenta, pero, el tampoco me habia puesto las cosas fáciles, lo único que habia hecho hasta ahora habia sido reirse de mi, y salvar su propio pellejo.
Por otro lado, si quería salir viva de aquí, no tenía mas remedio que llevarme bien con el, o al menos, dejar el orgullo a un lado, se trataba de sobrevivir, no quería morir aún, y menos en este bosque maldito, quien sabe si muerta de sed, de hambre, o siendo pasto de los Thaur. Pero, como habia dicho antes, este chico no me lo ponia nada fácil.
Cuando le ví recoger los cuerpos de los Thaur y cargarselos al hombro me apresuré en buscar mi arco de caza, mi carcaj de color azul y marfil y mi espada, que eran las únicas cosas que tenía encima. Corrí tras de el, sintiendome torpe y débil. No se me daba bien ir detrás de nadie, menos de un gurrero enemigo.
Otra cosa que me preocupaba era que ¿me hablaba a mi o a su yegua? Sabiendo lo poco que habia visto, era mas probable lo segundo.
- ¿Me podríais decir vuestro nombre? Creo que debemos permanecer juntos hasta que salgamos de aquí - di unos pasos hacia su yegua, poniendo una mano en en lomo del animal - Es mas seguro, y podré seguir vuestro ritmo.
Había caminado mucho en mi vida, esta no iba a ser la primera vez. Llgaria a los lindes del bosque, y de ahí, lo redearia paa volver a mi Galadnor. Era toda una aventura.
Pero todo dependia del hombre que tenia delante de mi.
Por otro lado, si quería salir viva de aquí, no tenía mas remedio que llevarme bien con el, o al menos, dejar el orgullo a un lado, se trataba de sobrevivir, no quería morir aún, y menos en este bosque maldito, quien sabe si muerta de sed, de hambre, o siendo pasto de los Thaur. Pero, como habia dicho antes, este chico no me lo ponia nada fácil.
Cuando le ví recoger los cuerpos de los Thaur y cargarselos al hombro me apresuré en buscar mi arco de caza, mi carcaj de color azul y marfil y mi espada, que eran las únicas cosas que tenía encima. Corrí tras de el, sintiendome torpe y débil. No se me daba bien ir detrás de nadie, menos de un gurrero enemigo.
Otra cosa que me preocupaba era que ¿me hablaba a mi o a su yegua? Sabiendo lo poco que habia visto, era mas probable lo segundo.
- ¿Me podríais decir vuestro nombre? Creo que debemos permanecer juntos hasta que salgamos de aquí - di unos pasos hacia su yegua, poniendo una mano en en lomo del animal - Es mas seguro, y podré seguir vuestro ritmo.
Había caminado mucho en mi vida, esta no iba a ser la primera vez. Llgaria a los lindes del bosque, y de ahí, lo redearia paa volver a mi Galadnor. Era toda una aventura.
Pero todo dependia del hombre que tenia delante de mi.
Elemmire Eve- Caballeros de Galadnor
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Fecha de inscripción : 23/09/2010
Edad : 36
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
No sabia cuanto tiempo había pasado desde que cayó en aquel hoyo oscuro, pero si sabia que habían pasado muchas situaciones raras en pocos minutos. La aparición de aquella mujer fue lo que comenzó todo y ahora ahí estaban en medio de un bosque encantado. Sora no sabía lo que iba a ocurrir a partir de entonces, pero si sabía algo, tenía que salir de ahí lo mas rápido posible.
- ¿Me podríais decir vuestro nombre? Creo que debemos permanecer juntos hasta que salgamos de aquí - Preguntó Elenmmire sacando a Sora de sus pensamientos.- Es mas seguro, y podré seguir vuestro ritmo.-
Sora se paro en seco y se dio la vuelta causando un revoloteo con su capa. - Perdonad cuando he dicho yo que me asociaría con vos? si no recuerdo mal, no hace ni media hora que pretendíais atravesarme con vuestro arco -
La miró al rostro y mostró una cara de incredulidad que extiro su rostro luego se relajó, había recordado que ya no pertenecía al ejercito de Moriel y que esa guerra dejo de ser suya pues hacia días que lo habían expulsado. A partir de aquel momento él ya no era un títere de ningún general, era una persona nueva.
Se llevó las manos a la cara restregándose los ojos por el enorme cansancio que tenia al haber ejecutado ese ataque en una forma física tan baja y dijó. - Mi nombre es Sora Valencourt, ex-teniente de los caballeros de Moriel - Inclinó su cabeza en una breve reverencia. - Aceptaré vuestra compañia en este viaje pero recordad, yo me dirijo a Moriel y a ningún otro lugar mas. - Zanjó sus palabras con un guiño y se dio la vuelta para seguir el camino.
El viento volvió a soplar con fuerza en la copa de los arboles a medida que avanzaban por el bosque, debían de buscar un lugar en donde descansar y alimentarse con las piezas de comida que habían conseguido y debían hacerlo pronto.
- ¿Me podríais decir vuestro nombre? Creo que debemos permanecer juntos hasta que salgamos de aquí - Preguntó Elenmmire sacando a Sora de sus pensamientos.- Es mas seguro, y podré seguir vuestro ritmo.-
Sora se paro en seco y se dio la vuelta causando un revoloteo con su capa. - Perdonad cuando he dicho yo que me asociaría con vos? si no recuerdo mal, no hace ni media hora que pretendíais atravesarme con vuestro arco -
La miró al rostro y mostró una cara de incredulidad que extiro su rostro luego se relajó, había recordado que ya no pertenecía al ejercito de Moriel y que esa guerra dejo de ser suya pues hacia días que lo habían expulsado. A partir de aquel momento él ya no era un títere de ningún general, era una persona nueva.
Se llevó las manos a la cara restregándose los ojos por el enorme cansancio que tenia al haber ejecutado ese ataque en una forma física tan baja y dijó. - Mi nombre es Sora Valencourt, ex-teniente de los caballeros de Moriel - Inclinó su cabeza en una breve reverencia. - Aceptaré vuestra compañia en este viaje pero recordad, yo me dirijo a Moriel y a ningún otro lugar mas. - Zanjó sus palabras con un guiño y se dio la vuelta para seguir el camino.
El viento volvió a soplar con fuerza en la copa de los arboles a medida que avanzaban por el bosque, debían de buscar un lugar en donde descansar y alimentarse con las piezas de comida que habían conseguido y debían hacerlo pronto.
Sora Valencourt- Caballeros de Moriel
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Fecha de inscripción : 26/09/2010
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Apreté los puños con tanta fuerza que creí sentir la sangre en mis uñas. Mis dientes casi rechinaban. Me sentia, o debia sentirme al amparo de Sora Valencourt, totalmente. Este me trataba de una manera que no me gustaba en absoluto, como si mi vida dependiese de el (que así era), y yo no fuese mas que un bulto pesado que rogaba seguir sus pasos.
Tenía la sensación de que dijese lo que le dijese a este jóven, no iba a tener palabras cercanas para mi, ningún tipo de compasión, nada. Cierto era que no parecía que estuviese pasandoselo en grande.
- ¿Es que acaso no me escuchais? Dije la palabra "creo", era una propuesta, no un mandato - dije con la voz contenida por la rabia que sentía - No hace ni media hora os reiais de mi y me llamábais fulana.
Caminé detrás de el pero a cierta distancia, yo no tenia ni queria tener nada que ver con ese hombre tan frio y pasota. Yo no hubiese sido así con nadie que se mostrase un poco arrepentido. Respetaba todas las formas de ser, pero este ya se pasaba de la raya, debia recordar que estábamos los dos solos y que, en cierta manera, podiamos protegernos y sobrevivir juntos en este peligroso lugar.
- Descuidad, Señor Valencourt - ¿Habia oido ese apellido antes? - No pretendo pisar otro lugar que Moriel.
Su cambio me agradó, mi padre también habia sido teniente. La cuestión era ¿porqué ya no lo era? sólo desobedeciendo ordenes o cometiendo un grave error podia ser expulsado. Desde ahora le miraba de reojo intentado comprender que tipo de persona era.
Si el destino queria, pronto llegariamos a Moriel, en Moriel tenia una amiga que podria ayudarme, darme cobijo y un poco de amabilidad. Ariadnna era una chica bella y rubia que esperaba ansiosamente noticias mias de Galadnor, su verdadero reino. Pensar en ella me reconfortó pues, ¿no vivia ella peor que yo? Yo al menos hacia lo que amaba, ser libre.
Un viento helado removió nuestras ropas y cabellos. Entrecerré los ojos, el viento me los dañaba y me hacia lagrimear, fue entonces cuando,mirando entre la oscuridad, me fijé en la lejanía y vi una gruta en la ladera del bosque.
- Creo que hemos tenido suerte - dije con voz monocorde pero con una sonrisa satisfecha en los labios.
Tenía la sensación de que dijese lo que le dijese a este jóven, no iba a tener palabras cercanas para mi, ningún tipo de compasión, nada. Cierto era que no parecía que estuviese pasandoselo en grande.
- ¿Es que acaso no me escuchais? Dije la palabra "creo", era una propuesta, no un mandato - dije con la voz contenida por la rabia que sentía - No hace ni media hora os reiais de mi y me llamábais fulana.
Caminé detrás de el pero a cierta distancia, yo no tenia ni queria tener nada que ver con ese hombre tan frio y pasota. Yo no hubiese sido así con nadie que se mostrase un poco arrepentido. Respetaba todas las formas de ser, pero este ya se pasaba de la raya, debia recordar que estábamos los dos solos y que, en cierta manera, podiamos protegernos y sobrevivir juntos en este peligroso lugar.
- Descuidad, Señor Valencourt - ¿Habia oido ese apellido antes? - No pretendo pisar otro lugar que Moriel.
Su cambio me agradó, mi padre también habia sido teniente. La cuestión era ¿porqué ya no lo era? sólo desobedeciendo ordenes o cometiendo un grave error podia ser expulsado. Desde ahora le miraba de reojo intentado comprender que tipo de persona era.
Si el destino queria, pronto llegariamos a Moriel, en Moriel tenia una amiga que podria ayudarme, darme cobijo y un poco de amabilidad. Ariadnna era una chica bella y rubia que esperaba ansiosamente noticias mias de Galadnor, su verdadero reino. Pensar en ella me reconfortó pues, ¿no vivia ella peor que yo? Yo al menos hacia lo que amaba, ser libre.
Un viento helado removió nuestras ropas y cabellos. Entrecerré los ojos, el viento me los dañaba y me hacia lagrimear, fue entonces cuando,mirando entre la oscuridad, me fijé en la lejanía y vi una gruta en la ladera del bosque.
- Creo que hemos tenido suerte - dije con voz monocorde pero con una sonrisa satisfecha en los labios.
Elemmire Eve- Caballeros de Galadnor
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Fecha de inscripción : 23/09/2010
Edad : 36
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Tardaron otra media hora para llegar al pie de la gruta, desde lejos parecía una pequeña abertura en la ladera de un monte rocoso, pero de cerca les sacaba 4 cuerpos. Ahí dentro podría vivir perfectamente un dragón o al menos una familia de osos. El agua de las recientes lluvias habían creado un riachuelo que se deslizaba vivamente justo al lado de la entrada, esto daba mas vida al lugar pues alrededor del lecho montañoso habían crecido unas enormes enredaderas con pinchos tan duras como la piedra. Molestos insectos tan grandes como puños volaban alrededor de ellos y de vez en cuando un ruido seco sonaba en las inmediaciones impidiendo a los sentidos llegar al ansiado descanso.
Sora rebuscó en la enorme bolsa de cuero que carga Azuza donde guardaba la mayoría de cosas que había podido robar en el cuartel antes de irse. Sacó un palo de antorcha y la tiró al suelo.
-Necesitaremos luz allá donde vamos, las peores criaturas viven en las profundidades del mundo y no seré yo el que se arriesgue a ser su presa.- Desenvainó hábilmente su pequeña daga y dio un golpe seco en una de las enredaderas creando una lluvia de chispas que prendieron la antorcha fugazmente, seguidamente se internó en las profundidades de la desconocido gruta al amparó de una pequeña luz.
Tiró de las riendas del su compañera animal al la que no le hacía mucha gracia el camino que tomaba su dueño. Cuando dieron unos pocos pasos se empezó a oír un ruido de aguas que iba alzándose poco a poco.
- Debe ser un afluyente del río que pasa por Moriel, mirad, ha escavado la roca - Iluminó la estancia con la antorcha y efectivamente el riachuelo había creado una gruta que se hundía mas en la oscuridad.
- Creo que este es un buen sitio - Se desprendió del cinturón de las armas y se tumbó en el suelo sintiendo una agradable sensación de bienestar. -Nos hará falta un buen fuego para calentar la carroña que eh conseguido. -
Cerro los ojos solo por un rato.
Sora rebuscó en la enorme bolsa de cuero que carga Azuza donde guardaba la mayoría de cosas que había podido robar en el cuartel antes de irse. Sacó un palo de antorcha y la tiró al suelo.
-Necesitaremos luz allá donde vamos, las peores criaturas viven en las profundidades del mundo y no seré yo el que se arriesgue a ser su presa.- Desenvainó hábilmente su pequeña daga y dio un golpe seco en una de las enredaderas creando una lluvia de chispas que prendieron la antorcha fugazmente, seguidamente se internó en las profundidades de la desconocido gruta al amparó de una pequeña luz.
Tiró de las riendas del su compañera animal al la que no le hacía mucha gracia el camino que tomaba su dueño. Cuando dieron unos pocos pasos se empezó a oír un ruido de aguas que iba alzándose poco a poco.
- Debe ser un afluyente del río que pasa por Moriel, mirad, ha escavado la roca - Iluminó la estancia con la antorcha y efectivamente el riachuelo había creado una gruta que se hundía mas en la oscuridad.
- Creo que este es un buen sitio - Se desprendió del cinturón de las armas y se tumbó en el suelo sintiendo una agradable sensación de bienestar. -Nos hará falta un buen fuego para calentar la carroña que eh conseguido. -
Cerro los ojos solo por un rato.
Sora Valencourt- Caballeros de Moriel
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Fecha de inscripción : 26/09/2010
Re: Bajo ramas y hojas, una yegua testaruda (Elemmire)
Por suerte la cueva era un buen lugar para instalarse, tal y como yo habia imaginado desde lejos. Seguí todas las indicaciones y sugerencias de Sora en silencio. Siempre me habian gustado las grutas, me parecian "hogareñas" entre tanta soledad, y esta era preciosa.
Cuando Sora iluminó la sala mis ojos se maravillaron ante tanta hermosura, el rio, las plantas salvajes.... valia realmente la pena pasar penurias para ver esto. El sonido del rio me recordó la gran sed que sentia. Cuando el jóven se sentó, descansando, me adentré gruta adentro admirando el lugar, el agua era clara, o eso parecia, y las plantas trepadoras cubrian las paredes de la cueva. Oí sonidos en lo alto, por lo que supuse que este sitio estaba habitado por murciélagos, estos seres no eran normales aquí, sino mucho mas grandes y peludos. A mi hermana le gustaban, un gusto bastante extraño y peculiar.
Satisfecha ya mi curiosidad, me arrodillé frente la riachuelo, metí un dedo dentro y lo chupé, el agua parecia estar buena. Ahuequé las manos, las metí dentro del agua y bebí hasta hartarme, una vez satisfecha tenia que satisfacer lo siguiente, el hambre. Como bien habia dicho Sora, necesitabamos un buen fuego. Pasé por delante del misterioso chico, sin hacer ruido, pues parecia tan cansado.... me hubiese gustado oir su historia, pero tal y como estaban las cosas, no creia posible una buena comunicación con el, tan callado y distante, que prefería dejarle en paz. Mi padre siempre me habia dicho que, fuese quien fuese, debia respetar la intimidad de los demás.
Una vez fuera recogí toda la madera seca que me encontraba. Dentro, las dispuse de la manera correcta, y, con un pedernal que siempre llevaba encima y un trozo de tela, logré crear un pequeño fuego.
Miré a Sora de reojo, el, con su don, podia hacer que el fuego llameara mas fuerte.
- ¿Me ayudais? - pregunté en voz baja mientras me sentaba en el suelo y esbozaba una pequeña sonrisa.
¿Quién me iba a decir a mi que iba a estar en una cueva con el enemigo delante de mi?
Cuando Sora iluminó la sala mis ojos se maravillaron ante tanta hermosura, el rio, las plantas salvajes.... valia realmente la pena pasar penurias para ver esto. El sonido del rio me recordó la gran sed que sentia. Cuando el jóven se sentó, descansando, me adentré gruta adentro admirando el lugar, el agua era clara, o eso parecia, y las plantas trepadoras cubrian las paredes de la cueva. Oí sonidos en lo alto, por lo que supuse que este sitio estaba habitado por murciélagos, estos seres no eran normales aquí, sino mucho mas grandes y peludos. A mi hermana le gustaban, un gusto bastante extraño y peculiar.
Satisfecha ya mi curiosidad, me arrodillé frente la riachuelo, metí un dedo dentro y lo chupé, el agua parecia estar buena. Ahuequé las manos, las metí dentro del agua y bebí hasta hartarme, una vez satisfecha tenia que satisfacer lo siguiente, el hambre. Como bien habia dicho Sora, necesitabamos un buen fuego. Pasé por delante del misterioso chico, sin hacer ruido, pues parecia tan cansado.... me hubiese gustado oir su historia, pero tal y como estaban las cosas, no creia posible una buena comunicación con el, tan callado y distante, que prefería dejarle en paz. Mi padre siempre me habia dicho que, fuese quien fuese, debia respetar la intimidad de los demás.
Una vez fuera recogí toda la madera seca que me encontraba. Dentro, las dispuse de la manera correcta, y, con un pedernal que siempre llevaba encima y un trozo de tela, logré crear un pequeño fuego.
Miré a Sora de reojo, el, con su don, podia hacer que el fuego llameara mas fuerte.
- ¿Me ayudais? - pregunté en voz baja mientras me sentaba en el suelo y esbozaba una pequeña sonrisa.
¿Quién me iba a decir a mi que iba a estar en una cueva con el enemigo delante de mi?
Elemmire Eve- Caballeros de Galadnor
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