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¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
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Ex umbra in solem :: Reino de Galadnor: Señores de la Luz :: Culechor; el Valle Dorado :: Bosque de Yaveloth
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¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Otra visita a Galadnor, esta vez no fui por la entrada principal sino más bien por uno de los alrededores, donde había un bosque, no quería entrar allí otra vez, hoy no, simplemente quería quedarme por allí, por ese desconocido bosque que tenía vegetación y fauna muy distinta al bosque de Moriel, el cual conocía como si me hubiese pasado años allí, ese lugar me traía buenos recuerdos, aunque algunos más bien tristes, sobretodo cuando era más pequeño, como me dejaban de lado los niños en el bosque, como decían que un príncipe no podía jugar con ellos porque si hacían algo malo terminarían muertos por mi culpa, esos pensamientos comenzaban a apoderarse de mi mente como una corriente de tristeza por mi alma.
Como era usual, llevaba mis viejos ropajes, ciertamente en Moriel no eran necesarios, pero no me gustaba llamar la atención, menos sabiendo de las pequeñas cosas que ocurrían por llevar la corona, murmuros, burlas a escondidos, que aunque me hacía el sordo, no se podía evitar oír que eramos como una especie de família de locos para algunos, minoría, habitantes de Moriel, no debía pensar en eso, ahora estaba en otro reino donde no me conocían ni me conocerían.
Como era de esperar, iba con mi caballo Frihed, un equino negro fuerte y veloz con el que había recorrido muchos kilometros, esta vez íbamos tranquilos, mejor dicho, él iba tranquilo y yo sobre éste, mirando el lugar, si encontraba algún lago cercano, lo dejaría allí bebiendo, que bien merecido lo tenía, di un largo bufido, mientras se sentían solamente los pasos del caballo en aquellos bosques, que si levantaba la cabeza se traslucían una mezcla de colores, belleza entre el amarillo y el verde, eran detalles, que solían pasar desapercibidos pero que últimamente me fijaba en lo más mínimo, quizá fuera por pensar en ello y no pensar en la situación familiar, seguramente sería eso.
Los pajaros junto con el movimiento de los hojas, daban esa música ambiente tan agradable de los bosques, que relajaban incluso al más fiero de los hombres, entonces entre tantos sonidos oí el ruido del agua, hice que el caballo fuera en esa dirección haciendo que pasara del paso al trote, ya que no se escuchaba muy a lo lejos y allí pude divisar un pequeño río, sonreí y le di unas pequeñas palmadas cariñosas al corcel, bajé de éste y cogí las riendas hasta llevarlo al río para que bebiese, y así lo hizo, yo me quité la capucha que llevaba puesta, dejando entrever mi rostro, pero como no había nadie, almenos eso parecía, me tumbé bajo un arbol cercano, mirando aquel paisaje en silencio, y de vez en cuando al caballo.
Entonces se me vino una idea en mente, me levanté de repente y me acerqué al caballo, por suerte siempre solía llevar un pergamino y una pluma, por mi afición a escribir prosas, digamos que me gustaban los escribas por el hecho de escribir cualquier cosa, aunque más bien era por el hecho de que la mayoría habían leído muchísimos manuscritos y yo por mucho que quisiera no podría llegar a la mitad, además el arte de la oratoria digamos que la tenia más bien pendiente por el hecho de ser bastante bruto, en la mayoría de veces, almenos cuando sacaban lo peor de mi, nunca solía razonar nada o casi nada, decía lo que pensaba sin más.
Cogí la pluma y el pergamino, luego cerré la pequeña mochila donde lo mantenía guardado y me senté de nuevo en el suelo, pero esta vez era diferente no lo utilizaría para escribir, más bien para dibujar, así que apoyado en el tronco del arbol y sentado bajo éste, empecé a dibujar todo aquello que veía, quería recordar este lugar, me gustaba el ambiente, esa tranquilidad, esa sensación de libertad que tan poco usual era.
Como era usual, llevaba mis viejos ropajes, ciertamente en Moriel no eran necesarios, pero no me gustaba llamar la atención, menos sabiendo de las pequeñas cosas que ocurrían por llevar la corona, murmuros, burlas a escondidos, que aunque me hacía el sordo, no se podía evitar oír que eramos como una especie de família de locos para algunos, minoría, habitantes de Moriel, no debía pensar en eso, ahora estaba en otro reino donde no me conocían ni me conocerían.
Como era de esperar, iba con mi caballo Frihed, un equino negro fuerte y veloz con el que había recorrido muchos kilometros, esta vez íbamos tranquilos, mejor dicho, él iba tranquilo y yo sobre éste, mirando el lugar, si encontraba algún lago cercano, lo dejaría allí bebiendo, que bien merecido lo tenía, di un largo bufido, mientras se sentían solamente los pasos del caballo en aquellos bosques, que si levantaba la cabeza se traslucían una mezcla de colores, belleza entre el amarillo y el verde, eran detalles, que solían pasar desapercibidos pero que últimamente me fijaba en lo más mínimo, quizá fuera por pensar en ello y no pensar en la situación familiar, seguramente sería eso.
Los pajaros junto con el movimiento de los hojas, daban esa música ambiente tan agradable de los bosques, que relajaban incluso al más fiero de los hombres, entonces entre tantos sonidos oí el ruido del agua, hice que el caballo fuera en esa dirección haciendo que pasara del paso al trote, ya que no se escuchaba muy a lo lejos y allí pude divisar un pequeño río, sonreí y le di unas pequeñas palmadas cariñosas al corcel, bajé de éste y cogí las riendas hasta llevarlo al río para que bebiese, y así lo hizo, yo me quité la capucha que llevaba puesta, dejando entrever mi rostro, pero como no había nadie, almenos eso parecía, me tumbé bajo un arbol cercano, mirando aquel paisaje en silencio, y de vez en cuando al caballo.
Entonces se me vino una idea en mente, me levanté de repente y me acerqué al caballo, por suerte siempre solía llevar un pergamino y una pluma, por mi afición a escribir prosas, digamos que me gustaban los escribas por el hecho de escribir cualquier cosa, aunque más bien era por el hecho de que la mayoría habían leído muchísimos manuscritos y yo por mucho que quisiera no podría llegar a la mitad, además el arte de la oratoria digamos que la tenia más bien pendiente por el hecho de ser bastante bruto, en la mayoría de veces, almenos cuando sacaban lo peor de mi, nunca solía razonar nada o casi nada, decía lo que pensaba sin más.
Cogí la pluma y el pergamino, luego cerré la pequeña mochila donde lo mantenía guardado y me senté de nuevo en el suelo, pero esta vez era diferente no lo utilizaría para escribir, más bien para dibujar, así que apoyado en el tronco del arbol y sentado bajo éste, empecé a dibujar todo aquello que veía, quería recordar este lugar, me gustaba el ambiente, esa tranquilidad, esa sensación de libertad que tan poco usual era.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Localización : Lejos del castillo, probablemente
Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Obligaciones, obligaciones y más obligaciones. "Princesa Eleniel debería hacer esto." "No tendría que hacer lo otro es usted una princesa" Y qué si era una princesa, siempre había hecho lo que me había apetecido y no iba a dejar de hacerlo ahora. Por qué no podía luchar como los caballeros? Por qué no podía romper mis vestidos? Qué más daba si eran más cortos? Nadie se moriría por llevar esos vestidos, además siempre llevaba mi túnica, que era la única que salía ilesa.
Mi padre me quería demasiado, no debería permitir que hiciera todas estas cosas. Pero me lo había permitido siempre, digamos que me han malcriado. Porque yo jamás había escuchado de ninguna institutriz ni nada por el estilo, cierto es que siempre habían estado ahí para reñirme, contarme cuentos, acompañarme, instruirme... pero jamás les había hecho caso. Si mi padre hubiera hablado conmigo que me hubiera advertido que no debía hacer tal cosa, seguramente no habría sido como ahora. Pero muchas veces le divertían mis trastadas, por lo que yo me lo tomaba a bien y seguía haciendolo.
Me había encerrado en mis aposentos para que me dejaran en paz pero, por lo visto, ni ahí estaba a salvo. Los sastres habían venido a tomar medidas para nuevos vestidos. Pero que no tenían ya mis medidas? Por favor! Cada semana era la misma historia. Dejé que hicieran su trabajo, pero no callé. No paré de bufar o quejarme alguna que otra vez de más "Auch! Vayan con más cuidado, me han pinchado". Necesitaba escapar de ahí.
Tras haberse ido todo el mundo de mi espacio "privado", entre comillas porque la gente entraba y salía a su antojo, me puse mi túnica y salí de ahí llevandome a Boo-boo, mi pequeño Naugdil. Era blanco como la nieve pero alrededor del ojo derecho tenía una mancha negra. Era, junto con mi caballo, eran mis fieles amigos, los que nunca me dejaban sola en los momentos en los que más necesitaba compañia, o cuando quería escapar o simplemente divertirme.
Recorrí pasillos hasta llegar al establo dónde Rozan aguardaba que su aventurera dueña lo liberara y pudiera dar un paseo. En esos momentos no quería que nadie me hablara, estaba enfadada con todo, sólo quería estar sola. Sí, me había levantado con el pie izquierdo. Así pues ensillé mi caballo sola me puse la capucha de la túnica escondí a Boo-boo entre mis ropajes y salí al trote de allí alejandome cada vez más del palacio y de la ciudad. Me dirigía rumbo al bosque, conocía un pequeño lago muy tranquilo donde podría estar sola y poder disfrutar de la tranquilidad que ese día necesitaba.
Disfruté de mi paseo, en el bosque fui lo más lento que pude, tenía todo el tiempo del mundo. Por lo que me acerqué tranquilamente al lago. Entonces lo vi, era él. Otra vez en Galadnor? No parecía hacer nada malo, estaba escribiendo en un pergamino por lo que podía dislumbrar desde el otro lado de la orilla.
Dejé el caballo allí, para que descansara y yo crucé por el pequeño puente que se encontraba a unos mentros más a la derecha hasta el otro lado. Me deslicé en silencio hasta llegar a un árbol que estaba justo detrás de él y trepé hasta llegar los más alto posible, por suerte me había puesto un vestido ya cortado de algún día anterior. Desde ahí podía ver lo que estaba haciendo, al parece estaba dibujando el paisaje. Era un dibujo bastante bonito.
Me acomodé un poco más en lo alto del árbol, pero pisé una rama muy delgada y se rompió provocando que me cayera. Con tan mala suerte que me caí encima de él practicamente con rama detrás incluida. Me hice daño, mucho, pero me habría hecho más si no hubiera estado él para parar el golpe.
Mi padre me quería demasiado, no debería permitir que hiciera todas estas cosas. Pero me lo había permitido siempre, digamos que me han malcriado. Porque yo jamás había escuchado de ninguna institutriz ni nada por el estilo, cierto es que siempre habían estado ahí para reñirme, contarme cuentos, acompañarme, instruirme... pero jamás les había hecho caso. Si mi padre hubiera hablado conmigo que me hubiera advertido que no debía hacer tal cosa, seguramente no habría sido como ahora. Pero muchas veces le divertían mis trastadas, por lo que yo me lo tomaba a bien y seguía haciendolo.
Me había encerrado en mis aposentos para que me dejaran en paz pero, por lo visto, ni ahí estaba a salvo. Los sastres habían venido a tomar medidas para nuevos vestidos. Pero que no tenían ya mis medidas? Por favor! Cada semana era la misma historia. Dejé que hicieran su trabajo, pero no callé. No paré de bufar o quejarme alguna que otra vez de más "Auch! Vayan con más cuidado, me han pinchado". Necesitaba escapar de ahí.
Tras haberse ido todo el mundo de mi espacio "privado", entre comillas porque la gente entraba y salía a su antojo, me puse mi túnica y salí de ahí llevandome a Boo-boo, mi pequeño Naugdil. Era blanco como la nieve pero alrededor del ojo derecho tenía una mancha negra. Era, junto con mi caballo, eran mis fieles amigos, los que nunca me dejaban sola en los momentos en los que más necesitaba compañia, o cuando quería escapar o simplemente divertirme.
Recorrí pasillos hasta llegar al establo dónde Rozan aguardaba que su aventurera dueña lo liberara y pudiera dar un paseo. En esos momentos no quería que nadie me hablara, estaba enfadada con todo, sólo quería estar sola. Sí, me había levantado con el pie izquierdo. Así pues ensillé mi caballo sola me puse la capucha de la túnica escondí a Boo-boo entre mis ropajes y salí al trote de allí alejandome cada vez más del palacio y de la ciudad. Me dirigía rumbo al bosque, conocía un pequeño lago muy tranquilo donde podría estar sola y poder disfrutar de la tranquilidad que ese día necesitaba.
Disfruté de mi paseo, en el bosque fui lo más lento que pude, tenía todo el tiempo del mundo. Por lo que me acerqué tranquilamente al lago. Entonces lo vi, era él. Otra vez en Galadnor? No parecía hacer nada malo, estaba escribiendo en un pergamino por lo que podía dislumbrar desde el otro lado de la orilla.
Dejé el caballo allí, para que descansara y yo crucé por el pequeño puente que se encontraba a unos mentros más a la derecha hasta el otro lado. Me deslicé en silencio hasta llegar a un árbol que estaba justo detrás de él y trepé hasta llegar los más alto posible, por suerte me había puesto un vestido ya cortado de algún día anterior. Desde ahí podía ver lo que estaba haciendo, al parece estaba dibujando el paisaje. Era un dibujo bastante bonito.
Me acomodé un poco más en lo alto del árbol, pero pisé una rama muy delgada y se rompió provocando que me cayera. Con tan mala suerte que me caí encima de él practicamente con rama detrás incluida. Me hice daño, mucho, pero me habría hecho más si no hubiera estado él para parar el golpe.
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
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Fecha de inscripción : 24/09/2010
Edad : 29
Localización : Donde haya aventuras
Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Seguía dibujando, cual pintor con su brocha en mano, intentaba hacerlo lo mejor posible, aunque sabia que no lo tenia que mostrar a nadie, es más, quiza se me olvidase sacarlo de Frihed, aun así creo que sería un buen recuerdo, paré unos momentos de dibujar, para mojar un poco de tinta, entonces se me vino en mente la última vez que estuve aqui, la pequeña batalla, sonrei con cierta melancolía, me lo pasé bien aquella vez, bueno, solia pasarmelo bien de normal aqui, más que nada por el cambio, ese cambio paisajistico producía una tremenda curiosidad, ganas de explorar, ganas de dibujar, una especie de inspiración, apoyé la cabeza en el tronco, mirando hacia el cielo, relajandome, respirando con tranquilidad.
Entonces oi unas ramas y un golpe seco sobre mi cuerpo, contuve una queja a tal sorpresa, pero me sorprendió ver que se trataba de aquella chica, justo en la que minutos antes estaba pensando, como si del cielo hubiese caido, lastima que no fuese nada creiente en la religión aunque si lo aparentaba. La miré y no pude evitar enarcar una ceja, aunque su situación parecía mucho más bochornosa que la mia, lo único que lamenté fué el hecho de que la pluma se habia roto, y por ende, el dibujo ahora pareceria más bien un abstracto de ¿sorpresa?.
Miré a Iris Alsus con preocupación, a la vez que con cierta sonrisa divertida, más la quité para que no viera que me alegrase de su situación, vi que ponia muecas de dolor e intenté levantarme con ella en brazos para llevarla al agua, al riachuelo que pasaba justo al lado, no me costó demasiado, servian para algo las horas de entrenamiento, la llevé allí sin aun murmurar ni decir ni una sola palabra, como si sin hablar todo fuese dicho.
Me levanté con la dama en brazos, como si la conociese de toda la vida, aunque solo la habia visto una vez, y la dejé con cuidado en la hierba.
-¿Acostumbrais a caeros de los arboles?-dije con un tono que aparentaba una frialdad pero quitandole con cuidado sus "reales" ¿reales? zapatos, no, en tal caso debería ser una noble, aunque no recordaba que me dijese nada de eso, empecé a cogerle con cuidado el pie hasta que vi o mejor dicho, noté donde creia que se estancaban los dolores, lastima no haber aprendido a sanar esa especie de "daños", lo único que se me ocurrió fue mojarle el pie por donde suponía que le dolería.
-No os movais mucho u os dolerá más-dije y me quité la capa junto con la capucha, creo que me arrepentiria unos cuantos días de tal acto, porque a saber de donde encontraba otra capa asi, pero esa sensación de preocupación constante no sería mucho mejor, así que haciendo fuerza logré romper la capa justo como quería, más o menos, mojé el trozo de tela mojada pero bien escurrida y lo apriete fuerte en su pie, para que asi tuviera cierta consistencia a la hora de andar,lo sujeté a su pie con fuerza, aunque tambien con delicadeza y cuidado para que no fuese a peor tal dolor.
Luego de hacer esa pequeña obra de bondad, miré a la chica, me acerqué a ella y la miré, perdiendome en su mirada, creo que esta vez me fijé más en sus facciones y no tanto en su manera de hacer duelos, cosa que me sorprendió tal habilidad de una simple habitante de Galadnor, y eso de alguna manera me preocupaba, porque si asi hacian duelos los habitantes de a pie de Galadnor, nosotros necesitabamos mejorar mucho...pero entonces ¿el zapato real? o almenos de alta gama, ¿a que se debia?
-¿Vos me mentisteis, señorita Alsus?-dije iendo al grano como de costumbre, aunque ¿quien era yo para pedir explicaciones cuando en estos mismos momentos estaba mintiendo? haciendome pasar por un Lucanord Tellus inexistente y comerciante...no, no era el mejor para pedir explicaciones en este mismo momento, aun asi, nunca me gustó irme con rodeos.
No me atraia la idea de que se fuera ante tal pregunta, es decir, si podia hacer un combate espada contra espada, debería poder acarrear sus mentiras, perfectamente, así lo hacía yo, consecuente con mis mentiras...aunque de normal no solian agradar demasiado a mi família mis escapadas, tenía como consuelo que almenos no me lo prohibirian y si asi fuera, les desobedecia, simple y llanamente.
Entonces oi unas ramas y un golpe seco sobre mi cuerpo, contuve una queja a tal sorpresa, pero me sorprendió ver que se trataba de aquella chica, justo en la que minutos antes estaba pensando, como si del cielo hubiese caido, lastima que no fuese nada creiente en la religión aunque si lo aparentaba. La miré y no pude evitar enarcar una ceja, aunque su situación parecía mucho más bochornosa que la mia, lo único que lamenté fué el hecho de que la pluma se habia roto, y por ende, el dibujo ahora pareceria más bien un abstracto de ¿sorpresa?.
Miré a Iris Alsus con preocupación, a la vez que con cierta sonrisa divertida, más la quité para que no viera que me alegrase de su situación, vi que ponia muecas de dolor e intenté levantarme con ella en brazos para llevarla al agua, al riachuelo que pasaba justo al lado, no me costó demasiado, servian para algo las horas de entrenamiento, la llevé allí sin aun murmurar ni decir ni una sola palabra, como si sin hablar todo fuese dicho.
Me levanté con la dama en brazos, como si la conociese de toda la vida, aunque solo la habia visto una vez, y la dejé con cuidado en la hierba.
-¿Acostumbrais a caeros de los arboles?-dije con un tono que aparentaba una frialdad pero quitandole con cuidado sus "reales" ¿reales? zapatos, no, en tal caso debería ser una noble, aunque no recordaba que me dijese nada de eso, empecé a cogerle con cuidado el pie hasta que vi o mejor dicho, noté donde creia que se estancaban los dolores, lastima no haber aprendido a sanar esa especie de "daños", lo único que se me ocurrió fue mojarle el pie por donde suponía que le dolería.
-No os movais mucho u os dolerá más-dije y me quité la capa junto con la capucha, creo que me arrepentiria unos cuantos días de tal acto, porque a saber de donde encontraba otra capa asi, pero esa sensación de preocupación constante no sería mucho mejor, así que haciendo fuerza logré romper la capa justo como quería, más o menos, mojé el trozo de tela mojada pero bien escurrida y lo apriete fuerte en su pie, para que asi tuviera cierta consistencia a la hora de andar,lo sujeté a su pie con fuerza, aunque tambien con delicadeza y cuidado para que no fuese a peor tal dolor.
Luego de hacer esa pequeña obra de bondad, miré a la chica, me acerqué a ella y la miré, perdiendome en su mirada, creo que esta vez me fijé más en sus facciones y no tanto en su manera de hacer duelos, cosa que me sorprendió tal habilidad de una simple habitante de Galadnor, y eso de alguna manera me preocupaba, porque si asi hacian duelos los habitantes de a pie de Galadnor, nosotros necesitabamos mejorar mucho...pero entonces ¿el zapato real? o almenos de alta gama, ¿a que se debia?
-¿Vos me mentisteis, señorita Alsus?-dije iendo al grano como de costumbre, aunque ¿quien era yo para pedir explicaciones cuando en estos mismos momentos estaba mintiendo? haciendome pasar por un Lucanord Tellus inexistente y comerciante...no, no era el mejor para pedir explicaciones en este mismo momento, aun asi, nunca me gustó irme con rodeos.
No me atraia la idea de que se fuera ante tal pregunta, es decir, si podia hacer un combate espada contra espada, debería poder acarrear sus mentiras, perfectamente, así lo hacía yo, consecuente con mis mentiras...aunque de normal no solian agradar demasiado a mi família mis escapadas, tenía como consuelo que almenos no me lo prohibirian y si asi fuera, les desobedecia, simple y llanamente.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Localización : Lejos del castillo, probablemente
Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Intenté levantarme y descubrí el dolor que sentía en el pie derecho, era insoportable por lo que tropecé y caí al agua. Intenté no quejarme, pero de mi boca salió una maldición. Ahora me había percatado también del dolor tan intenso que emanaba mi dedo índice.
Me dio tiempo de curar el dedo antes de ver como Lucanord se acercaba a mi. Me cogió en brazos y me sacó del agua.
-Pues la verdad, no suelo caerme, tengo bastante práctica, pero esta vez pisé mal.-Dije mientras observaba lo que el chico estaba haciendo. Me quitó el zapato del pie derecho, me lo examinó y me sorprendí más al escuchar esas palabras que para mis oidos eran muy extrañas, de normal me sanada sin esfuerzo siquiera y me quedaba un simple recuerdo del dolor.
Esta vez iba a ser diferente, iba a dejar que él hicera lo necesario para "curarme". Se quitó la capa y la rompió con fuerza hasta conseguir una tira. Creo que se arrepentiría mucho de eso después de enterarse de que realmente no hacía falta todo eso. Pero no dije nada, era divertido verlo tan... no sé. Era un oscurito! Los oscuros no eran tan considerados, no iba a dejar pasar esta ocasion de ver a un oscuro portarse amablemente.
Mojó la tela y la apretó contra mi pie, me dolia mucho pero aguanté sin decir nada. La verdad era bastante cuidadoso, además valía la pena soportar el dolor para verlo tan cuidadoso, resultaba muy sexy.
Al acabar, mi mirada se encontró con la suya. Tenía unos ojos muy profundos que contaban una historia, su historia, la historia de un joven. Pero lo que sus ojos contaban no concordaba con la historia que él había contado. Algo oculto había detrás de esos ojos, y yo lo descubriría.
Su pregunta me sorprendió. ¿Habia descubierto él en mis ojos lo mismo que yo en los suyos? ¿Qué le mentía sobre mi identidad? Preferí no contestar a esa pregunta con el sentido que él había formulado.
-La verdad es que sí, le he dejado destrozar esa bonita capa para nada. Tengo el don de la curación, no necesito ese tipo de remedios.-Lo miré con una culpabilidad algo falsa, porque en parte era cierta.
Me dio tiempo de curar el dedo antes de ver como Lucanord se acercaba a mi. Me cogió en brazos y me sacó del agua.
-Pues la verdad, no suelo caerme, tengo bastante práctica, pero esta vez pisé mal.-Dije mientras observaba lo que el chico estaba haciendo. Me quitó el zapato del pie derecho, me lo examinó y me sorprendí más al escuchar esas palabras que para mis oidos eran muy extrañas, de normal me sanada sin esfuerzo siquiera y me quedaba un simple recuerdo del dolor.
Esta vez iba a ser diferente, iba a dejar que él hicera lo necesario para "curarme". Se quitó la capa y la rompió con fuerza hasta conseguir una tira. Creo que se arrepentiría mucho de eso después de enterarse de que realmente no hacía falta todo eso. Pero no dije nada, era divertido verlo tan... no sé. Era un oscurito! Los oscuros no eran tan considerados, no iba a dejar pasar esta ocasion de ver a un oscuro portarse amablemente.
Mojó la tela y la apretó contra mi pie, me dolia mucho pero aguanté sin decir nada. La verdad era bastante cuidadoso, además valía la pena soportar el dolor para verlo tan cuidadoso, resultaba muy sexy.
Al acabar, mi mirada se encontró con la suya. Tenía unos ojos muy profundos que contaban una historia, su historia, la historia de un joven. Pero lo que sus ojos contaban no concordaba con la historia que él había contado. Algo oculto había detrás de esos ojos, y yo lo descubriría.
Su pregunta me sorprendió. ¿Habia descubierto él en mis ojos lo mismo que yo en los suyos? ¿Qué le mentía sobre mi identidad? Preferí no contestar a esa pregunta con el sentido que él había formulado.
-La verdad es que sí, le he dejado destrozar esa bonita capa para nada. Tengo el don de la curación, no necesito ese tipo de remedios.-Lo miré con una culpabilidad algo falsa, porque en parte era cierta.
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
- Mensajes : 79
Fecha de inscripción : 24/09/2010
Edad : 29
Localización : Donde haya aventuras
Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
-¿¡Que!? -dije sorprendido, estaba claro que habia hecho esfuerzos innecesarios por ella, eso si era una estupidez, la miré de malos modos y miré la capa la cual entre eso y el corte hecho en las calles de Moriel, estaba más bien para echarla con la basura, inconscientemente en el interior de una de mis manos empezó a estar más caliente, como primer paso a la posible creación de fuego, pero al darme cuenta de que me estaba dejando llevar, me relajé, solo era una mentira, no debia dejarme llevar tanto por los impulsos o terminaría en un calabozo.
-Me habeis mentido por partida doble, primero con vuestro don y luego con que esta claro que no sois una aldeana, esperais que me interese mucho más por vos a la proxima vez que os vea?!-dije mirandola con frialdad y poco después desvié la mirada, estaba claro que no me esperaba esa respuesta, pero sinceramente prefería haber vivido en la ignorancia sobre su curación, encima que la había ayudado me lo agradecía de esa manera, no entendía a las mujeres y a ella en particular aun menos, rodé los ojos y me quedé en silencio, aunque me fui a por la capa y le dije desde donde la tenía..
Puede que estuviera sacando las cosas de contexto, pero que demonios, me alegraba encontrarme con ella, aunque en estos momentos me encontraba confuso, no sabia si realmente creer en lo que me dijese o no dijese, de hecho nunca le pregunté por su don, pero no me esperaba que me dijese que tenia el de la curación, en cambio, mi don...servia para hacer arder bosques, montañas, ¿personas?, me gustaba, pero cuando ella me preguntase que don tenia, suponía que le debía hacer una "demostración" de un don inexistente, estaba en un callejón sin salida, no me acordaba si le había dicho que provenía del reino Moriel cuando me exiliaron, maldita mala memoria, no servia para nada. Hasta ahora siempre habían ido bien las cosas, cuando estaba aquí tenia las conversaciones justas y cortas, aparte de que no me permitía el lujo de que esos desconocidos supieran nada más que lo suficiente del tal Lucanord Tellus, pero enfrente de ella perdía el norte, no podía diferenciar entre Lucanord y Ajax, eran el mismo y diferente a la vez.
Me acerqué a la orilla del río, miré la mano en la que antes de no ser que lo parase de algún modo hubiera podido haber creado fuego,bajé la mirada viendo mi reflejo, calma, necesitaba esa calma del principio, me giré hacia donde estaba ella, acercándome, supongo que no estar a la defensiva estaría bien de vez en cuando,no?
La miré, miré su castaño pelo, sus ojos que aunque decían mucho apenas lograba descifrar que era, su cuerpo femenino, esa sonrisa, creo que me sonroje levemente y no sabia exactamente, es decir, tenia mis ideas sobre ello, pero ahora,no, me negaba a sentir nada por nadie, si esque sentía algo, pero creo que en parte me gustaba venir para encontrármela, aunque cayese de los arboles.
-¿Volvemos a empezar de nuevo, señorita Alsus?-dije refiriéndome a esta especie de relación de desconocidos conocidos
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
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Fecha de inscripción : 19/09/2010
Localización : Lejos del castillo, probablemente
Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Vaya! Se había puesto furioso por una mentirijilla de nada. ¿Cómo se habría tomado si le hubiera dicho que soy la princesa de Galadnor? Por el amor de Galadnor! Era de Moriel! Comerciante o no, cuidadoso o no, era un oscurito al fin y al cabo. Con la espada tendría una oportunidad, ¿pero y con su don?
Deshice el apaño que me había hecho con la tira de su capa, y me curé ese tobillo. De mientras él se relajaba cerca del agua, al parecer no quería hacerme daño alguno, pero supongo que ahora tendría que decir toda la verdad sobre mi identidad, ¿o no?
Pero lo importante ahora era Boo-boo, saber cómo estaba. Busqué entre mis ropas esa pequeña bola de pelo sin resultado, Boo-boo no estaba. En un principio me alteré por no encontrarlo, pero recordé que lo había dejado en una rama. Levanté la vista y ahí estaba comiendo unas hojas. Respiré aliviada, si un Naugdil se perdía no lo volvías a ver.
Me levanté y comprobé que no me había dañado ningun hueso u otro órgano de mi cuerpo. Tras lo cual volví a subir al árbol, esta vez no tan alto, pues Boo-boo estaba en una de las primeras ramas, y lo cogí cuardándolo en mi capucha para que me fuera más fácil bajar y no volver a caerme.
Y volví a mi sitio, como si nada hubiera pasado, justo cuando él volvía a girarse. Me miró como examinandome, le sonreí, parecía que me iba a poner una nota a mi aspecto, la que sería muy baja desde luego. Entre que llevaba la túnica mojada, rota y sucia de barro, el pello enrredado y medio mojado también, creo que me habrían tomado fácilmente por una cualquiera.
-Como guste, como si nada hubiera pasado. Ni yo me he caido del árbol, ni usted se ha enfadado, ni ha existido lucha alguna.-Dije con una sonrisa.
Entonces algo se deslizó por mi espalda, subiendo hasta mi hombro, saliendo de entre mi pelo, Boo-boo apareció con su abitual "mimimi". Era un sonido adorable, me encantaba. Sonreí y lo agarré para abrazarlo.
-Perdon por dejarte ahí arriba solo, Boo-boo, lo siento.-Dije rascandole entre las orejas, gesto que le encantaba. Y como si de una contestación se tratase provocó otro sonidito de esos típicos de los Naugdils.-Boo-boo, este es...
Deshice el apaño que me había hecho con la tira de su capa, y me curé ese tobillo. De mientras él se relajaba cerca del agua, al parecer no quería hacerme daño alguno, pero supongo que ahora tendría que decir toda la verdad sobre mi identidad, ¿o no?
Pero lo importante ahora era Boo-boo, saber cómo estaba. Busqué entre mis ropas esa pequeña bola de pelo sin resultado, Boo-boo no estaba. En un principio me alteré por no encontrarlo, pero recordé que lo había dejado en una rama. Levanté la vista y ahí estaba comiendo unas hojas. Respiré aliviada, si un Naugdil se perdía no lo volvías a ver.
Me levanté y comprobé que no me había dañado ningun hueso u otro órgano de mi cuerpo. Tras lo cual volví a subir al árbol, esta vez no tan alto, pues Boo-boo estaba en una de las primeras ramas, y lo cogí cuardándolo en mi capucha para que me fuera más fácil bajar y no volver a caerme.
Y volví a mi sitio, como si nada hubiera pasado, justo cuando él volvía a girarse. Me miró como examinandome, le sonreí, parecía que me iba a poner una nota a mi aspecto, la que sería muy baja desde luego. Entre que llevaba la túnica mojada, rota y sucia de barro, el pello enrredado y medio mojado también, creo que me habrían tomado fácilmente por una cualquiera.
-Como guste, como si nada hubiera pasado. Ni yo me he caido del árbol, ni usted se ha enfadado, ni ha existido lucha alguna.-Dije con una sonrisa.
Entonces algo se deslizó por mi espalda, subiendo hasta mi hombro, saliendo de entre mi pelo, Boo-boo apareció con su abitual "mimimi". Era un sonido adorable, me encantaba. Sonreí y lo agarré para abrazarlo.
-Perdon por dejarte ahí arriba solo, Boo-boo, lo siento.-Dije rascandole entre las orejas, gesto que le encantaba. Y como si de una contestación se tratase provocó otro sonidito de esos típicos de los Naugdils.-Boo-boo, este es...
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Suspiré y luego de haberme quedado minutos sin decir nada, no me di cuenta de que fué a por el Naugdil, miré el animalito, a mi parecer era más bien feo y no pude contener una sonrisa ladeada divertida, más bien con cierta burla, había que ver, tantos animales que había y esa chica tenía eso, perdon, ese animal, rodé los ojos mientras me acercaba donde estaban.
-No me he enfadado, solo me molesta que me mientan...o a vos no le molesta, señorita de Galadnor?-dije mirandola
Vi como me presentaba a su animal y le dije, como pareciendo ya cansado, me estaba mal acostumbrando a mentir, asi que me acerqué a ambos con la intencion de acariciar al Naugdil, aunque se me ocurrió una idea mejor, sonrei, entonces me presenté de nuevo, como la primera vez.
-Me llamo Lucanord Tellus, como dije-dije claro y poniendo una mano sobre el hombro de ella, acercandome, con intencion de que no girara la cabeza, la abracé como si eso fuese normal en el lugar donde provenía y al ver que nadie me observaba, alargué un poco la mano, haciendo con los dedos un leve movimiento en los dedos, empezaron a formarse pequeñas flamas en los arboles, bien podria haber sido causado por cualquier aldeano,no?talvez no, pero necesitaba dejar huella, que se enteraran que los de Moriel no eramos peores, ni mucho menos inferiores.
Vi como empezaban a arder y con rostro de sorprendido me separé un poco de ella, para poco despues mirar como iban aumentando la intensidad del fuego por el bosque, aunque aun era menor, no diria nada hasta que no fuera lo suficientemente grande, aunque creo que el olor a humo delataria la situacion.
-Y digame...¿cuando se compró el Naugdil o acaso os lo regalaron?-dije curioso, ignorando los pequeños fuegos que habia creado, como si no hubiese tenido nada que ver.
Miré en dirección contraria, con la intención de que fueramos andando hacia alli, claro, si ella gustaba.
-Aun no se como os llamais-dije como si no viniese al caso
-No me he enfadado, solo me molesta que me mientan...o a vos no le molesta, señorita de Galadnor?-dije mirandola
Vi como me presentaba a su animal y le dije, como pareciendo ya cansado, me estaba mal acostumbrando a mentir, asi que me acerqué a ambos con la intencion de acariciar al Naugdil, aunque se me ocurrió una idea mejor, sonrei, entonces me presenté de nuevo, como la primera vez.
-Me llamo Lucanord Tellus, como dije-dije claro y poniendo una mano sobre el hombro de ella, acercandome, con intencion de que no girara la cabeza, la abracé como si eso fuese normal en el lugar donde provenía y al ver que nadie me observaba, alargué un poco la mano, haciendo con los dedos un leve movimiento en los dedos, empezaron a formarse pequeñas flamas en los arboles, bien podria haber sido causado por cualquier aldeano,no?talvez no, pero necesitaba dejar huella, que se enteraran que los de Moriel no eramos peores, ni mucho menos inferiores.
Vi como empezaban a arder y con rostro de sorprendido me separé un poco de ella, para poco despues mirar como iban aumentando la intensidad del fuego por el bosque, aunque aun era menor, no diria nada hasta que no fuera lo suficientemente grande, aunque creo que el olor a humo delataria la situacion.
-Y digame...¿cuando se compró el Naugdil o acaso os lo regalaron?-dije curioso, ignorando los pequeños fuegos que habia creado, como si no hubiese tenido nada que ver.
Miré en dirección contraria, con la intención de que fueramos andando hacia alli, claro, si ella gustaba.
-Aun no se como os llamais-dije como si no viniese al caso
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Acariciaba a Boo-boo con los ojos fijos el él. Que si me molestaba la mentira? Claro que si! A quién no? Supongo que a nadie le gusta ser engañada, eso nos lleva a sentirnos traicionados, algo aun peor. Pero no es eso lo que yo había hecho? "Pero él también te ha mentido y lo sigue haciendo". Me sorprendí cuando me abrazó. No es que me molestara, hasta me sentí bien estrechada por esos brazos, pero no me gustó que lo hiciera. Sin embargo, lo correspondí a pesar de sentir que no era verdadero, tal vez por esa razón lo hice.
-Mi padre me lo regaló para mi decimotercer cumpleaños, es mi fiel amigo junto con Rozan, mi caballo.- Dije separando mi cuerpo del suyo, me resultaba algo incómoda la situación.
Acepté dar un paseo con gusto hacia la dirección en la que éste había señalado. Me apetecía caminar, sí. Pero antes me quité la túnica que estaba mojada por mi desafortunado accidente que minutos antes había sucedido. Al girarme para dejarla en el suelo vi como algunos árboles estban comenzando a arder.
-No puede ser! El bosque se está incendiando!- Dije alarmada girándome hacia el señor Tellus.-Debemos hacer algo para que no se extienda, tiene que ayudarme.- Entonces sentí como algo temblaba en mis manos, era Boo-boo.
Me había tocado uno de los Naugdil más miedicas que podían existir, pero era mio y lo quería tal y como era. Más de una vez me había sacado de un apuro soltando sus famosas feromonas sometiendo al "sueño del amor" a todo aquel que quería reñirme. Aunque eso no me funcionaba siempre, cuando volvían en si y seguía estando merodeando por ahí no me libraba nadie de mi sermón.
Recuerdo también que gracias a ese sueño del amor conseguí besar (en la mejilla, conste) a un caballero del que estaba locamente enamorada. Nadie supo jamás de ese beso, primero porque mi padre lo habría mandado a prisión por permitir esa clase de acercamiento y segundo por miedo a que me hicieran pagar un castigo también.
A Boo-boo le atemorizaba el fuego, no lo podía ver, en invierno todos se iban después de encender la chimenea de mis aposentos para no ser afectados por las feromonas que soltaba, hasta que conseguía tranquilizarlo y hacerle comprender que no era dañino.
Pues ahora había fuego, y, lo peor, no podía tranquilizarlo estando yo nerviosa y muy preocupada por el bosque. Por lo que el señor Tellus y yo nos vimos afectados por el efecto de las feromonas, volviendonos muy cursis. Tanto que hasta me había conseguido tranquilizar un poco y olvidadarme del fuego, aunque esa preocupación seguía en mi interior, pero estaba envuelta en una nube "rosa" efecto del sueño del amor.
-Ahora si que la hemos hecho buena, Boo-boo le tiene pánico al fuego. Y acaba de soltar su famosas feromonas que vuelve cursis a la gente.-Sonreí, aunque no era momento para hacerlo, efecto de los síntomas supongo
-Mi padre me lo regaló para mi decimotercer cumpleaños, es mi fiel amigo junto con Rozan, mi caballo.- Dije separando mi cuerpo del suyo, me resultaba algo incómoda la situación.
Acepté dar un paseo con gusto hacia la dirección en la que éste había señalado. Me apetecía caminar, sí. Pero antes me quité la túnica que estaba mojada por mi desafortunado accidente que minutos antes había sucedido. Al girarme para dejarla en el suelo vi como algunos árboles estban comenzando a arder.
-No puede ser! El bosque se está incendiando!- Dije alarmada girándome hacia el señor Tellus.-Debemos hacer algo para que no se extienda, tiene que ayudarme.- Entonces sentí como algo temblaba en mis manos, era Boo-boo.
Me había tocado uno de los Naugdil más miedicas que podían existir, pero era mio y lo quería tal y como era. Más de una vez me había sacado de un apuro soltando sus famosas feromonas sometiendo al "sueño del amor" a todo aquel que quería reñirme. Aunque eso no me funcionaba siempre, cuando volvían en si y seguía estando merodeando por ahí no me libraba nadie de mi sermón.
Recuerdo también que gracias a ese sueño del amor conseguí besar (en la mejilla, conste) a un caballero del que estaba locamente enamorada. Nadie supo jamás de ese beso, primero porque mi padre lo habría mandado a prisión por permitir esa clase de acercamiento y segundo por miedo a que me hicieran pagar un castigo también.
A Boo-boo le atemorizaba el fuego, no lo podía ver, en invierno todos se iban después de encender la chimenea de mis aposentos para no ser afectados por las feromonas que soltaba, hasta que conseguía tranquilizarlo y hacerle comprender que no era dañino.
Pues ahora había fuego, y, lo peor, no podía tranquilizarlo estando yo nerviosa y muy preocupada por el bosque. Por lo que el señor Tellus y yo nos vimos afectados por el efecto de las feromonas, volviendonos muy cursis. Tanto que hasta me había conseguido tranquilizar un poco y olvidadarme del fuego, aunque esa preocupación seguía en mi interior, pero estaba envuelta en una nube "rosa" efecto del sueño del amor.
-Ahora si que la hemos hecho buena, Boo-boo le tiene pánico al fuego. Y acaba de soltar su famosas feromonas que vuelve cursis a la gente.-Sonreí, aunque no era momento para hacerlo, efecto de los síntomas supongo
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Escuché lo que dijo, no se había percatado de mi incendio, evité sonreir triunfal, entonces me contó lo del regalo del Naugdil, presté poca atención, más que nada la pregunta la habia formulado para desviar temas y distraerla, aunque duró más bien poco, cuando se dió cuenta del incendio se alarmó y me pidió ayuda a mi?!?! mierda, me habia metido en un lio, no tenia ningun poder de Galadnor, hice una mueca, pero la observe como para prestarle ayuda.
-Claro, que quiere que haga-dije como haciendome el alarmado y el hospitalario, aunque no sabia ya cuando mentia ni cuando no, lo cierto es que ver la cara de temor de su animal, me hizo sentir un poco bastante culpable y una vocecita me dijo "Eso os pasa por jugar con fuego", justo eso es lo que siempre me decia madre cuando era pequeño y me encargaba de quemar "sin querer" o queriendo, aunque en esos casos no podia echar la culpa a los hermanos mayores.
Entonces algo cambió, empecé a sonreir como un tonto, cuando oi lo que dijo ella simplemente asentí como si la chica hubiese perdido la cordura.
-Odio los bichejos esos, ¡alguna vez os lo dije, desconocida de Galadnor'-dije sonriendo y cogi sus manos, ignorando al animal, poniendome a bailar un vals, inventandome la musica, tarareandola, una musica inventada que era una mezca entre una nana y el sonido de las trompetas en las justas, aunque estaba claro que el sonido en si no era muy agradable de oir, almenos para mi, pero me sonaba romantico, entonces entre tanta vuelta y vuelta en el vals, cogi una flor de un arbol y le dije.
-Vos sois tan hermosa como esta bella flor, más aunque esta posea una belleza natural, vos sois una pequeña Diosa terrenal, espero que acepteis esta flor como regalo-dije sonriendola, era verdad, aunque dudo que sin los efectos lo hubiera dicho, no paraba de sonreir como un niño cuando le regalaban una espada de madera o una capa...mi gran debilidad, en cuanto a los ropajes.
-Es curioso, os regalo algo que veis constantemente, pero os aseguro que a la proxima vez será algo diferente bella dama..-dije y le di un beso cercano a los labios, más solo fué en la mejilla, posando una mano sobre su espalda y la otra con el contacto de su otra mano, en ese vals, que esta vez si, la musica era imaginaria, sin dar oportunidad a destorbar nada, aunque mala fue mi torpeza, porque al no controlar donde ibamos me di contra un arbol, haciendo que sin previo aviso mis labios quedaran sellados de los suyos, aunque sin hacer el minimo detalle de separarlos, fue una sensacion nueva y agradable....demasiado agradable.
Luego de pasar un tiempo que ni conté pero que de todos modos fuera el que fuera me parecía poco, me separé y miré el fuego, para poco despues mirar a ella y decirle con esa sonrisa picara y divertida.
-¿Os gustó mi regalo final?-dije de improvisto, hasta sorprendido por dicha frase, ooo el señor Tellus estaba poseido, aunque talvez en ciertos temas deberia estarlo.
-Claro, que quiere que haga-dije como haciendome el alarmado y el hospitalario, aunque no sabia ya cuando mentia ni cuando no, lo cierto es que ver la cara de temor de su animal, me hizo sentir un poco bastante culpable y una vocecita me dijo "Eso os pasa por jugar con fuego", justo eso es lo que siempre me decia madre cuando era pequeño y me encargaba de quemar "sin querer" o queriendo, aunque en esos casos no podia echar la culpa a los hermanos mayores.
Entonces algo cambió, empecé a sonreir como un tonto, cuando oi lo que dijo ella simplemente asentí como si la chica hubiese perdido la cordura.
-Odio los bichejos esos, ¡alguna vez os lo dije, desconocida de Galadnor'-dije sonriendo y cogi sus manos, ignorando al animal, poniendome a bailar un vals, inventandome la musica, tarareandola, una musica inventada que era una mezca entre una nana y el sonido de las trompetas en las justas, aunque estaba claro que el sonido en si no era muy agradable de oir, almenos para mi, pero me sonaba romantico, entonces entre tanta vuelta y vuelta en el vals, cogi una flor de un arbol y le dije.
-Vos sois tan hermosa como esta bella flor, más aunque esta posea una belleza natural, vos sois una pequeña Diosa terrenal, espero que acepteis esta flor como regalo-dije sonriendola, era verdad, aunque dudo que sin los efectos lo hubiera dicho, no paraba de sonreir como un niño cuando le regalaban una espada de madera o una capa...mi gran debilidad, en cuanto a los ropajes.
-Es curioso, os regalo algo que veis constantemente, pero os aseguro que a la proxima vez será algo diferente bella dama..-dije y le di un beso cercano a los labios, más solo fué en la mejilla, posando una mano sobre su espalda y la otra con el contacto de su otra mano, en ese vals, que esta vez si, la musica era imaginaria, sin dar oportunidad a destorbar nada, aunque mala fue mi torpeza, porque al no controlar donde ibamos me di contra un arbol, haciendo que sin previo aviso mis labios quedaran sellados de los suyos, aunque sin hacer el minimo detalle de separarlos, fue una sensacion nueva y agradable....demasiado agradable.
Luego de pasar un tiempo que ni conté pero que de todos modos fuera el que fuera me parecía poco, me separé y miré el fuego, para poco despues mirar a ella y decirle con esa sonrisa picara y divertida.
-¿Os gustó mi regalo final?-dije de improvisto, hasta sorprendido por dicha frase, ooo el señor Tellus estaba poseido, aunque talvez en ciertos temas deberia estarlo.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
No me gustó nada lo que dijo de mi Boo-boo. ¿Cómo alguien podía odiar a esos animalitos con lo monos y adorables que eran? Con ese comentario había ganado un punto más en contra. Cada vez tenía menos probabilidades de que llegáramos a ser amigos.
Pero eso pasó a ser un segundo plano, pues me vi abrazada e involucrada en lo que parecía un vals pero con una música que no tenía nada que ver con este baile. Seguía desconfiando de él pero ahora me apetecía ese baile, fuera por los efectos de las feromonas o no.
Por un momento paró de bailar para coger un flor del mismo árbol del que me había caído, y me la regaló junto con unas frases que nunca pensé que podría escuchar de un Moriel, y menos palabras así dirigidas a una Galadnor. Eso sólo lo había oído en la leyenda de la Dama de Blanco, y no es que la historia acabara muy bien.
Acepté la flor y me la puse detrás de la oreja. Me sorprendí cuando me dio un beso muy cerca de los labios, pero tuve tiempo de reaccionar pues me vi atrapada por esos brazos una vez más, obligada a bailar ese vals sin música alguna que resultaba algo díficil.
Entre vuelta y vuelta, el que decía ser Lucanord Tellus, se tropezó contra el árbol provocando un mayor acercamiento entre los dos. Y por ende un beso que era inevitable, fuera por el efecto de las feromonas o no. Fue algo maravilloso, una experiencia única que nunca había experimentado. Tras unos instantes el beso finalizó y con éste el efecto de las feromonas.
-Que qué me parece su regalo?-sonreí falsamente-Fue algo...-Seguí fingiendo poniendo cara de estar pensando la palabra exacta, pero con expresión feliz. Entonces le pegué un puñetazo tan fuerte que provoqué que se golpeara la cabeza contra el árbol.-Inperdonable, my lord.-Desenvainé mi espada y lo reté a una nueva lucha, no iba a permitir esa clase de tratos. Menos aun recibidos de un Moriel.
Pero eso pasó a ser un segundo plano, pues me vi abrazada e involucrada en lo que parecía un vals pero con una música que no tenía nada que ver con este baile. Seguía desconfiando de él pero ahora me apetecía ese baile, fuera por los efectos de las feromonas o no.
Por un momento paró de bailar para coger un flor del mismo árbol del que me había caído, y me la regaló junto con unas frases que nunca pensé que podría escuchar de un Moriel, y menos palabras así dirigidas a una Galadnor. Eso sólo lo había oído en la leyenda de la Dama de Blanco, y no es que la historia acabara muy bien.
Acepté la flor y me la puse detrás de la oreja. Me sorprendí cuando me dio un beso muy cerca de los labios, pero tuve tiempo de reaccionar pues me vi atrapada por esos brazos una vez más, obligada a bailar ese vals sin música alguna que resultaba algo díficil.
Entre vuelta y vuelta, el que decía ser Lucanord Tellus, se tropezó contra el árbol provocando un mayor acercamiento entre los dos. Y por ende un beso que era inevitable, fuera por el efecto de las feromonas o no. Fue algo maravilloso, una experiencia única que nunca había experimentado. Tras unos instantes el beso finalizó y con éste el efecto de las feromonas.
-Que qué me parece su regalo?-sonreí falsamente-Fue algo...-Seguí fingiendo poniendo cara de estar pensando la palabra exacta, pero con expresión feliz. Entonces le pegué un puñetazo tan fuerte que provoqué que se golpeara la cabeza contra el árbol.-Inperdonable, my lord.-Desenvainé mi espada y lo reté a una nueva lucha, no iba a permitir esa clase de tratos. Menos aun recibidos de un Moriel.
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Me dejé llevar, me sorprendí que ella me siguiera en ese vals, al igual que aceptara mis regalos, ambos de improvisto, incluso el beso último fué correspondido, aunque conociendo más o menos a los Galadnor, almenos visualmente sabía que eso no terminaría así, sería peor, pero por ahora debía disfrutar, ¿quien me quitaba ese beso con ella? no podía evitar sonreir, aunque cuando me separé me perdí algo porque en un momento dado recibí un puñetazo que me giró la cara, a causa de lo inesperado de su reacción, ella me lo correspondió, ¿ de que iba la señorita?, otra vez la vocecita acudió a la mente...esa conciencia que aveces preferiria que se ahogara y me dejara en paz "Ajax, ¿has besado a una Galadnor, como te preocupas por tonterias?" la ignoré, simple y llanamente, puse mi mano sobre la mejilla que habia sido golpeada como acto reflejo, para poco después mirar a la dama, aunque antes movi un poco el rostro para recomponerme de aquello, que me habia dejado perplejo, se contradecía y eso solo hacía que yo me encontrase en dudas a mi alrededor, luego cuando vi que desenvainó la espada, enarqué una ceja.
-No voy a jugar a espaditas con vos-dije tranquilamente rodando los ojos, apoyandome en el arbol
Estaba negando sonriendo ante lo que había dicho, me estaba cansando de que jugara a "me gusta pero no me gusta", eso me parecía una tontería, seguramente había sido una niñita que lo habia tenido casi todo y por eso, no entendía que sus contradicciones no llevaban a nada, pero me extrañaba que actuara así con los que eramos visitantes, así normal que no hubiera extrangeros en su reino si se encontraban con tal dama.
-El beso fué a causa de las feromonas, dadle MI puñetazo a vuestro animal, sois una irrespetuosa, ¿si no os hubiese gustado el beso no lo habriais correspondido, cierto? si os parece imperdonable algo que correspondais, no lo sigais...¿es demasiada logica para vos, mi lady?-dije con sorna y burla, con una sonrisa de lado
Silvé a mi caballo para que se acercara ya que el fuego iba aumentando, era curioso, me habia puesto a bailar vals con una desconocida y con el fuego de fondo ¿en que estaba pensando? éste vino hacia mi y lo cogi de los ramales, y luego soltarle no muy lejos, aunque ese olor a hierba quemada me gustaba, hacía calor asi, miré el fuego y puse una de mis mano detras haciendo que se intensificara un poco, crear fuego en Galadnor era todo un placer.
Frihed se fué un poco más hacia delante como le indiqué, era obediente, aunque costó de domar, digamos que cuando lo vi lo quise, pese a que me regalaron otros caballos, no los quise, solo lo quería a él, y aunque al principio fué duro todo con el animal valió la pena, vi el cielo, aun podía quedarme un par o tres horas más de visita antes de partir de vuelta a Moriel. Tardaba como un par de horas iendo a paso tranquilo, aunque solía ir a galope, que se tardaba menos y esa sensación de velocidad con libertad siempre me había gustado.
No desenvainé la espada, simplemente sonrei con cierto desafío, si deseaba hacer un duelo que lo hiciera con cualquier otro, estaba harto de los duelos, cada mañana tenía entrenamiento tanto de espada como con arco y en cierta manera salía de Moriel para no pasarme la tarde luchando, cierto que me gustaba, pero ahora en estos momentos no me apetecía.
-No voy a jugar a espaditas con vos-dije tranquilamente rodando los ojos, apoyandome en el arbol
Estaba negando sonriendo ante lo que había dicho, me estaba cansando de que jugara a "me gusta pero no me gusta", eso me parecía una tontería, seguramente había sido una niñita que lo habia tenido casi todo y por eso, no entendía que sus contradicciones no llevaban a nada, pero me extrañaba que actuara así con los que eramos visitantes, así normal que no hubiera extrangeros en su reino si se encontraban con tal dama.
-El beso fué a causa de las feromonas, dadle MI puñetazo a vuestro animal, sois una irrespetuosa, ¿si no os hubiese gustado el beso no lo habriais correspondido, cierto? si os parece imperdonable algo que correspondais, no lo sigais...¿es demasiada logica para vos, mi lady?-dije con sorna y burla, con una sonrisa de lado
Silvé a mi caballo para que se acercara ya que el fuego iba aumentando, era curioso, me habia puesto a bailar vals con una desconocida y con el fuego de fondo ¿en que estaba pensando? éste vino hacia mi y lo cogi de los ramales, y luego soltarle no muy lejos, aunque ese olor a hierba quemada me gustaba, hacía calor asi, miré el fuego y puse una de mis mano detras haciendo que se intensificara un poco, crear fuego en Galadnor era todo un placer.
Frihed se fué un poco más hacia delante como le indiqué, era obediente, aunque costó de domar, digamos que cuando lo vi lo quise, pese a que me regalaron otros caballos, no los quise, solo lo quería a él, y aunque al principio fué duro todo con el animal valió la pena, vi el cielo, aun podía quedarme un par o tres horas más de visita antes de partir de vuelta a Moriel. Tardaba como un par de horas iendo a paso tranquilo, aunque solía ir a galope, que se tardaba menos y esa sensación de velocidad con libertad siempre me había gustado.
No desenvainé la espada, simplemente sonrei con cierto desafío, si deseaba hacer un duelo que lo hiciera con cualquier otro, estaba harto de los duelos, cada mañana tenía entrenamiento tanto de espada como con arco y en cierta manera salía de Moriel para no pasarme la tarde luchando, cierto que me gustaba, pero ahora en estos momentos no me apetecía.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Me quedé como paralizada al ser rechazada. Le estaba apuntando con la espada, ¿a caso no tenía miedo? Puede que no fuera una gran experta en lucha pero me defendía bastante bien. Y no iba a permitir que me rechazara, yo era la princesa de Galadnor maldita sea! Cómo se atrevía a tratarme así?! "Pero él no sabe quien eeereees. Toc toc, piensa un poco. Además, no pides tu siempre que te traten como a una igual y no tener esa clase de...privilegios?" Pensé.
Cuando volvió a hablar empeoró aun más mi odio hacia ese desconocido que me sacaba de quicio. Que hiciera qué con mi pobre Boo-boo? "Presta atención a sus palabras porque, ¿sabes qué? Tiene razón. Por qué demonios lo has correspondido?-Te agradecería que por una vez te encerraras en una caja y me dejaras en paz.-Claro, como no. Piensas, pero no haces lo que piensas, si no todo lo contrario. Qué más te da?-Pues que me gustaría hacer las cosas sin tener que arrepentirme de ello."
-Yo no correspondí nada, mi lord, fuisteis vos el que me tenía demasiado agarrada.-Dije lo primero que se me ocurrió aunque podría colar, no?- Y mi amigo no tiene la culpa de tenerle miedo al fuego, o a caso vos no teneis miedos?-Entonces observé como su caballo se acercaba para volver a marcharse en la dirección que le había indicado. Un buen caballo, muy bonito y muy obediente.
En ese instante observé que se llevaba la mano a la nuca, pero no para rascarse ni nada parecido, si no para hacer un gesto muy extraño. Y todas las piezas encajaron en mi cabeza. "Extranjero, de Moriel, incendio, gesto extraño, poder del fuego...Maldito seas. Un asqueroso oscurito ha incendiado mi preciado bosque. Esta sí que no se la voy a permitir!"
-Ah no! No no no! Vos sois la persona más malvada que he conocido. Habéis sido vos! Vos habéis incendiado el bosque de Yaveloth. Sabía que no me tenía que fiar de un Moriel, jamás volveré a darle el beneficio de la duda a ninguno de vosotros.! Y ahora, haga el favor de apagarlo antes de que los daños sean mayores. Ya se han quemado suficientes árboles.-Dije levantando la espada pegando el filo de hierro a la piel de su cuello con una ligera presión. En ese momento estaba furiosa, mucho. No era capaz de razonar.
Sería capaz de agredirle? Esa era la pregunta que me hacía en ese momento. Siempre podía curarle, si lo haría no lo dejaría morir, eso lo sabía de sobra. Yo no era uno de esos insensibles oscuritos capaces de matar. Por salvar el bosque haría lo que fuera. Entre los árboles de Yaveloth se encontraba mi segundo hogar, y no iba a permitir que ese arrogante oscurito destruyera mi precioso refugio.
Cuando volvió a hablar empeoró aun más mi odio hacia ese desconocido que me sacaba de quicio. Que hiciera qué con mi pobre Boo-boo? "Presta atención a sus palabras porque, ¿sabes qué? Tiene razón. Por qué demonios lo has correspondido?-Te agradecería que por una vez te encerraras en una caja y me dejaras en paz.-Claro, como no. Piensas, pero no haces lo que piensas, si no todo lo contrario. Qué más te da?-Pues que me gustaría hacer las cosas sin tener que arrepentirme de ello."
-Yo no correspondí nada, mi lord, fuisteis vos el que me tenía demasiado agarrada.-Dije lo primero que se me ocurrió aunque podría colar, no?- Y mi amigo no tiene la culpa de tenerle miedo al fuego, o a caso vos no teneis miedos?-Entonces observé como su caballo se acercaba para volver a marcharse en la dirección que le había indicado. Un buen caballo, muy bonito y muy obediente.
En ese instante observé que se llevaba la mano a la nuca, pero no para rascarse ni nada parecido, si no para hacer un gesto muy extraño. Y todas las piezas encajaron en mi cabeza. "Extranjero, de Moriel, incendio, gesto extraño, poder del fuego...Maldito seas. Un asqueroso oscurito ha incendiado mi preciado bosque. Esta sí que no se la voy a permitir!"
-Ah no! No no no! Vos sois la persona más malvada que he conocido. Habéis sido vos! Vos habéis incendiado el bosque de Yaveloth. Sabía que no me tenía que fiar de un Moriel, jamás volveré a darle el beneficio de la duda a ninguno de vosotros.! Y ahora, haga el favor de apagarlo antes de que los daños sean mayores. Ya se han quemado suficientes árboles.-Dije levantando la espada pegando el filo de hierro a la piel de su cuello con una ligera presión. En ese momento estaba furiosa, mucho. No era capaz de razonar.
Sería capaz de agredirle? Esa era la pregunta que me hacía en ese momento. Siempre podía curarle, si lo haría no lo dejaría morir, eso lo sabía de sobra. Yo no era uno de esos insensibles oscuritos capaces de matar. Por salvar el bosque haría lo que fuera. Entre los árboles de Yaveloth se encontraba mi segundo hogar, y no iba a permitir que ese arrogante oscurito destruyera mi precioso refugio.
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Se sorprendió de que la rechazara y eso me hizo sonreir, al parecer solo me confirmaba su comportamiento que era aun más niña de papá de lo que aparentaba, un mini punto para mi, era un as...uy, este ego que solía estar por los suelos subía y la razón esta luciernaguita, estaba claro que si compitieramos por quien sabe mejor a quien, ganaría yo, lastima que de eso no hubiese competición alguna.
-Claro que tengo miedo-dije mirandola
Cuando oi lo siguiente empecé a reir, era una ilusa, ¿como se engañaba de esa manera? no creia que los Galadnor, o almenos no ella, que parecía tan segura y terca, creo que estaba tumbando la imagen de chica guerrera que tenia en mente de ella, pasando a ser chica guerrera con animalito "mimoso", lo que se translucia y se convertía en una noble más con intenciones un poco diferentes a las comunes, que le daba cierto atractivo, todo debia decirse.
-No os escuseis con eso, mi lady, ambos sabemos que me correspondisteis, si no quereis aceptarlo es vuestro problema...además, porque siempre me echa la culpa de todo a mi? acaso tengo un pergamino en mi cara que ponga "culpable de todo, echenme las culpas", sabe que no,no? pues callese un rato, hagame el favor-dije un poco mosqueandome.
Entonces al parecer descubrió mi gesto porque se puso histerica, cuando me dijo que "sois la persona más malvada que he conocido" no pude evitar sonreir orgulloso, pero su segunda opción simplemente la negué, ni siquiera me inmuté de que supiera que era un Moriel, aunque una parte de mi rogaba que me fuera ahora que podía, ella no tardaría en dar la voz de alarma y eso me pondría en un serio problema, en cambio permanecía tan tranquilo, simplemente saqué la espada lentamente, mientras notaba el filo de su espada sobre mi cuello.
-No voy a hacerlo, no tengo porque-dije, aunque notaba su espada, la mia ya la tenia desenvainada, sabía que hacer demasiado bien ante esta situación, las horas de entrenamiento servian para algo, así que con un rapido movimiento, aunque con ello llevaba que su espada causara cierto daño en mi cuello, pude poner mi espada sobre su cuello y sonrei.
-No me obligue a hacerle daño-dije seco y tajante con mi espada en su cuello, apretandola, mientras planeaba alguna distracción para mi amiga.
-Claro que tengo miedo-dije mirandola
Cuando oi lo siguiente empecé a reir, era una ilusa, ¿como se engañaba de esa manera? no creia que los Galadnor, o almenos no ella, que parecía tan segura y terca, creo que estaba tumbando la imagen de chica guerrera que tenia en mente de ella, pasando a ser chica guerrera con animalito "mimoso", lo que se translucia y se convertía en una noble más con intenciones un poco diferentes a las comunes, que le daba cierto atractivo, todo debia decirse.
-No os escuseis con eso, mi lady, ambos sabemos que me correspondisteis, si no quereis aceptarlo es vuestro problema...además, porque siempre me echa la culpa de todo a mi? acaso tengo un pergamino en mi cara que ponga "culpable de todo, echenme las culpas", sabe que no,no? pues callese un rato, hagame el favor-dije un poco mosqueandome.
Entonces al parecer descubrió mi gesto porque se puso histerica, cuando me dijo que "sois la persona más malvada que he conocido" no pude evitar sonreir orgulloso, pero su segunda opción simplemente la negué, ni siquiera me inmuté de que supiera que era un Moriel, aunque una parte de mi rogaba que me fuera ahora que podía, ella no tardaría en dar la voz de alarma y eso me pondría en un serio problema, en cambio permanecía tan tranquilo, simplemente saqué la espada lentamente, mientras notaba el filo de su espada sobre mi cuello.
-No voy a hacerlo, no tengo porque-dije, aunque notaba su espada, la mia ya la tenia desenvainada, sabía que hacer demasiado bien ante esta situación, las horas de entrenamiento servian para algo, así que con un rapido movimiento, aunque con ello llevaba que su espada causara cierto daño en mi cuello, pude poner mi espada sobre su cuello y sonrei.
-No me obligue a hacerle daño-dije seco y tajante con mi espada en su cuello, apretandola, mientras planeaba alguna distracción para mi amiga.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Estaba tan histérica y enfadada que ni me había dado cuenta de que él había sacado su espada. Por lo que ahora era yo la que tenía la espada en el cuello. En ese instante tenía miedo, mucho. No querí que el bosque se quemara más, y no había sido capaz de hacer nada para impedirlo. Tanto entrenamiento para nada, ahora veía que lo único que hacían los guardias era acceder a los caprichos de la princesa, pues no iba a permitir que eso siguiera así, no. "A partir de ahora voy a obligar a todos que luchen como si se encontraran en el campo de combate, que no tengan miedo a herirme. Padre tendrá que aceptarlo y poner de su parte, lo convenceré de alguna forma para que también los obligué. Y Barahir también tendrá que ayudarme.-Ya está la niña mimada.-No lo soy, sólo quiero aprender a defenderme mejor, esto ya no es un juego, hablo en serio."
La rabia y el miedo me inundaron, no pude evitar que se me calleran unas cuantas lágrimas. "Eso es, llora. Los hombres no se pueden resistir a una mujer que llora." Entonces dejé que el llanto me invadiera y por mi garganta salió un sollozo. Me derrumbé a sus pies dejando en el suelo mi espada, pero cerca, por precaución. Y por llevar a cabo mi plan, claro.
-No puedeis ser tan malo, no puedeis dejar que esto se queme por completo. Yo sé que no sois así, sus ojos, lo he visto. Algo bueno debe haber en vuestro interior, no quiero creer que no. Por favor.-Abracé sus piernas, no iba a dejar que aprovechara este momento para escaparse, no era tan estúpida.-Se lo suplico, mi lord.-Dije levantando la vista, posando mi miranda en sus ojos.
La rabia y el miedo me inundaron, no pude evitar que se me calleran unas cuantas lágrimas. "Eso es, llora. Los hombres no se pueden resistir a una mujer que llora." Entonces dejé que el llanto me invadiera y por mi garganta salió un sollozo. Me derrumbé a sus pies dejando en el suelo mi espada, pero cerca, por precaución. Y por llevar a cabo mi plan, claro.
-No puedeis ser tan malo, no puedeis dejar que esto se queme por completo. Yo sé que no sois así, sus ojos, lo he visto. Algo bueno debe haber en vuestro interior, no quiero creer que no. Por favor.-Abracé sus piernas, no iba a dejar que aprovechara este momento para escaparse, no era tan estúpida.-Se lo suplico, mi lord.-Dije levantando la vista, posando mi miranda en sus ojos.
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Entonces algo cambió en ella, porque de repente se puso como triste y de ahi pasó a llorar, cogiendome de los pies, bajé la espada pero sin tocarla a ella, vale, ya tenia la sensacion de culpabilidad otra vez acechandome, así que mirando el fuego y haciendo una pequeña señal con las manos como si hubiera recogido el fuego, éste cesó, hasta que solo quedaron las cenizas, Ruth tenia razón era el más bueno de los tres, de no serlo, creo que habria expandido más el fuego, pero esa maldita conciencia no me lo habría permitido.
-No se arrodille ni llore, mi lady-dije alargando la mano para que me cogiera, no me gustaba que me suplicaran, de hecho me desagradaba y menos llorando, solo confirmaba el ser tan desagradable que era.
-Ya apagué el fuego...¿ahora podría dejarme ir?-dije con un tono de voz más cercano que el que habia tenido en todo momento, quitando lo de las feromonas porsupuesto. Creo que lo mejor era huir, seguramente el poblado se habría enterado del incendio y si ella confesaba que habia sido yo, me vería en la horca en unas horas, cosa que temía, tenian razon, un príncipe no podía andar en el reino enemigo era peligroso, pero ella no sabía que era Ajax...pero y mi familia, si ellos se enteraban que me habian apresado.
La miré con aire más apagado, se me habian quitado las ganas de estar por aqui, silvé al caballo para que se acercara y éste, como siempre, vino, aunque se mantuvo a una distancia sin molestar detras mio.
-No se arrodille ni llore, mi lady-dije alargando la mano para que me cogiera, no me gustaba que me suplicaran, de hecho me desagradaba y menos llorando, solo confirmaba el ser tan desagradable que era.
-Ya apagué el fuego...¿ahora podría dejarme ir?-dije con un tono de voz más cercano que el que habia tenido en todo momento, quitando lo de las feromonas porsupuesto. Creo que lo mejor era huir, seguramente el poblado se habría enterado del incendio y si ella confesaba que habia sido yo, me vería en la horca en unas horas, cosa que temía, tenian razon, un príncipe no podía andar en el reino enemigo era peligroso, pero ella no sabía que era Ajax...pero y mi familia, si ellos se enteraban que me habian apresado.
La miré con aire más apagado, se me habian quitado las ganas de estar por aqui, silvé al caballo para que se acercara y éste, como siempre, vino, aunque se mantuvo a una distancia sin molestar detras mio.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
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Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
Sabía que lo que había visto en sus ojos, hacía ratos, no era mentira, no era tan malo a pesar de todo. Sus ojos eran como un libro abierto para mi. Tomé su mano para levantarme y así liberarle las piernas. El fuego había cesado pero mi llanto aun no. No podía parar de llorar, varios árboles habían muerto por culpa de aquel... irresponsable?, chico.
"Pero a caso no es eso lo que tu hacías y sigues haciendo? Es una travesura.-Pero no es lo mismo, yo no mataba a nadie.-Bueno, el se divierte así, y tu molestando a otras personas.-Pero no se molestan.-Porque se han acostumbrado a tu comportamiento.-Realmente eres una niña de papá.-No lo soy.-Oh vamos, mirate!" En ese instante tenía una lucha interna y eso me hacía llorar aun más. No soportaba saber que lo que razonaba tenía sentido, y lo peor, que era verdad. "Deberías ser tu la que habite en Moriel.-No! No soy así, no lo soy!" Me derrumbé al pie del árbol que minutos antes había sido el causante de mi caída.
-Podéis marcharos, no diré nada sobre quién ha sido el causante de tal incendio. Como agradecimiento olvidaré el nombre que me disteis de vos, aunque tampoco me habría servido de mucho, porque ese no es vuestro verdadero nombre.-Dije abrazando a Boo-boo. Junté las piernas haciendome un ovillo. Limpié las lágrimas con la mano, aunque era inutil, pues seguía llorando. Una vez que empezaba a llorar no podía parar, también porque no solía llorar mucho. Digamos que él había sido algo así como un privilegiado por ver a la princesa llorar.-O me equivoco, mi lord?
La verdad, esperaba impaciente la respuesta, realmente quería saber su nombre verdadero. Quería recordar el nombre de aquel chico exasperante que me sacaba de quicio pero con el que me divertía mucho, a veces, todo hay que decirlo. "No olvides que es de Moriel, Eleniel, no lo olvides"
-No me contestéis a la pregunta, no quiero saberlo, hoy no. No me gustaría ponerlo en peligro, no sé si sería capaz de guardarlo en secreto, mi lord.- "Se puede saber qué maldiciones dices? Que no quieres ponerlo en peligro? Eres realmente estúpida, es del reino enemigo!-Sí pero ya ves que siento que no quiero ponerlo en peligro..."-A pesar de odiaros por lo que habéis hecho.-Acabé la frase en voz alta.
"Pero a caso no es eso lo que tu hacías y sigues haciendo? Es una travesura.-Pero no es lo mismo, yo no mataba a nadie.-Bueno, el se divierte así, y tu molestando a otras personas.-Pero no se molestan.-Porque se han acostumbrado a tu comportamiento.-Realmente eres una niña de papá.-No lo soy.-Oh vamos, mirate!" En ese instante tenía una lucha interna y eso me hacía llorar aun más. No soportaba saber que lo que razonaba tenía sentido, y lo peor, que era verdad. "Deberías ser tu la que habite en Moriel.-No! No soy así, no lo soy!" Me derrumbé al pie del árbol que minutos antes había sido el causante de mi caída.
-Podéis marcharos, no diré nada sobre quién ha sido el causante de tal incendio. Como agradecimiento olvidaré el nombre que me disteis de vos, aunque tampoco me habría servido de mucho, porque ese no es vuestro verdadero nombre.-Dije abrazando a Boo-boo. Junté las piernas haciendome un ovillo. Limpié las lágrimas con la mano, aunque era inutil, pues seguía llorando. Una vez que empezaba a llorar no podía parar, también porque no solía llorar mucho. Digamos que él había sido algo así como un privilegiado por ver a la princesa llorar.-O me equivoco, mi lord?
La verdad, esperaba impaciente la respuesta, realmente quería saber su nombre verdadero. Quería recordar el nombre de aquel chico exasperante que me sacaba de quicio pero con el que me divertía mucho, a veces, todo hay que decirlo. "No olvides que es de Moriel, Eleniel, no lo olvides"
-No me contestéis a la pregunta, no quiero saberlo, hoy no. No me gustaría ponerlo en peligro, no sé si sería capaz de guardarlo en secreto, mi lord.- "Se puede saber qué maldiciones dices? Que no quieres ponerlo en peligro? Eres realmente estúpida, es del reino enemigo!-Sí pero ya ves que siento que no quiero ponerlo en peligro..."-A pesar de odiaros por lo que habéis hecho.-Acabé la frase en voz alta.
Eleniel Galadnor- Princesa de Galadnor
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Localización : Donde haya aventuras
Re: ¿Desde cuando hay ángeles en Galadnor? (Eleniel)
La chica seguía llorando, pero almenos me había liberado los pies, odiaba la sensación de culpabilidad, más aun cuando quemaba las cosas, en Moriel era diferente, bueno, más bien...no mucho, pero no estaba tan mal visto quemar cosas, al fin y al cabo, algunos habitantes de la población teníamos piroquinesis, así que era más comun que hubiese incendios "procovados o no" y siempre que habia incendiado algo en el extrangero no habia sido reconocido por mi culpa, sino más bien por un accidente natural a causa de algun material, siempre había servido eso, pero el que esta vez no hubiese servido...aag debería de ser más disimulado, a todo esto la sensación de que ella lloraba a causa de esos arboles quemados me parecia ciertamente divertido, solo eran arboles, ni que hablaran y tuviera conversaciones con ellos cada mañana.
-Os lo agradezco, mi lady-dije a lo que dijo, más bien pensaba que solo me fuera lo diría, era su enemigo, habia causado el empobrecimiento de su bosque, aunque una pequeña, muy pequeña parte de mi logró confiar en ella, extrañado, pero confiando, dudaba la razón de la que ella hiciese eso, pero todo servía, el hecho de irme de rosas de allí era una satisfacción suficiente, pero la pregunta era ¿volveria? "no deberías...", volveré, sonrei para mi, que manera de no hacer caso a nadie, ni a la conciencia o subconciente o lo que sea.
-No os equivocais, pero mi nombre quedará sellado, dado que os aseguro que nada bueno ocurriría-dije simplemente, intentaba hacer o pasar inadvertido el hecho que lloraba, pensando en cualquier tontería, para tener el pensamiento claro, aunque podría decirse que no estaba muy claro, y la situación estaba siendo ya medianamente incomoda y a la vez medianamente agradable.
Aun no me habia dicho su nombre tampoco, aunque dudaba que lo hiciese, digamos que algunas chicas eran así "si vos no lo dices, yo tampoco", pero mi curiosidad siempre acechaba como un tigre a su presa, aunque no saqué el tema, para eso podía preguntar a los lugareños cuando volviese o hasta a los exiliados, conocia a algunos de Galadnor, asi que supongo que la conocerían o almenos la habrían visto.
-Porfavor, no hagais una montaña de un trozo de paja, solo es un bosque, aveces es mejor empezar de nuevo...quiza al bosque le pasase lo mismo-dije como escusa, aunque creia en eso de "volver a empezar"-yo no os odiaré-dije y el caballo creo que ya se hacia una idea de lo que pasaba a continuación, porque empezó a acercarse, le acaricie el rostro del animal.
-Debo marcharme, no quiero que la vean con un desconocido y saquen sospechas sin fundamento, ha sido un placer conocerla, mi lady-dije y subi en el caballo de un salto, sonrei con cierta diversión al ver mi pequeña gran obra de arte y luego hacia ella-no lo diga a nadie, pero espero volverla a ver-dije en un murmuro divertido como aquel que no quiere, para luego darle dos golpes al caballo con las botas y salir de alli al galope, habia tardado mas de lo esperado entre el incendio y la charla, era más tarde de lo esperado.
Pasé con el caballo por los restos de bosque, pisando el caballo las hojas o restos de troncos y ramas rotas, un cementerio vegetal, en dirección a la zona de exiliados para luego dirigirme a Moriel, dudaba que llegase a la cena, pero no me arrepentia para nada de nada de lo que habia ocurrido.
-Os lo agradezco, mi lady-dije a lo que dijo, más bien pensaba que solo me fuera lo diría, era su enemigo, habia causado el empobrecimiento de su bosque, aunque una pequeña, muy pequeña parte de mi logró confiar en ella, extrañado, pero confiando, dudaba la razón de la que ella hiciese eso, pero todo servía, el hecho de irme de rosas de allí era una satisfacción suficiente, pero la pregunta era ¿volveria? "no deberías...", volveré, sonrei para mi, que manera de no hacer caso a nadie, ni a la conciencia o subconciente o lo que sea.
-No os equivocais, pero mi nombre quedará sellado, dado que os aseguro que nada bueno ocurriría-dije simplemente, intentaba hacer o pasar inadvertido el hecho que lloraba, pensando en cualquier tontería, para tener el pensamiento claro, aunque podría decirse que no estaba muy claro, y la situación estaba siendo ya medianamente incomoda y a la vez medianamente agradable.
Aun no me habia dicho su nombre tampoco, aunque dudaba que lo hiciese, digamos que algunas chicas eran así "si vos no lo dices, yo tampoco", pero mi curiosidad siempre acechaba como un tigre a su presa, aunque no saqué el tema, para eso podía preguntar a los lugareños cuando volviese o hasta a los exiliados, conocia a algunos de Galadnor, asi que supongo que la conocerían o almenos la habrían visto.
-Porfavor, no hagais una montaña de un trozo de paja, solo es un bosque, aveces es mejor empezar de nuevo...quiza al bosque le pasase lo mismo-dije como escusa, aunque creia en eso de "volver a empezar"-yo no os odiaré-dije y el caballo creo que ya se hacia una idea de lo que pasaba a continuación, porque empezó a acercarse, le acaricie el rostro del animal.
-Debo marcharme, no quiero que la vean con un desconocido y saquen sospechas sin fundamento, ha sido un placer conocerla, mi lady-dije y subi en el caballo de un salto, sonrei con cierta diversión al ver mi pequeña gran obra de arte y luego hacia ella-no lo diga a nadie, pero espero volverla a ver-dije en un murmuro divertido como aquel que no quiere, para luego darle dos golpes al caballo con las botas y salir de alli al galope, habia tardado mas de lo esperado entre el incendio y la charla, era más tarde de lo esperado.
Pasé con el caballo por los restos de bosque, pisando el caballo las hojas o restos de troncos y ramas rotas, un cementerio vegetal, en dirección a la zona de exiliados para luego dirigirme a Moriel, dudaba que llegase a la cena, pero no me arrepentia para nada de nada de lo que habia ocurrido.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
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