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Ejecución Pública [Totalmente libre]
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Ex umbra in solem :: Reino de Moriel: Morada de lo Oscuro :: Moriel; Capital del Reino :: Palacio de Durglin :: Murallas y Torreones
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Ejecución Pública [Totalmente libre]
La multitud comenzó a arracimarse alrededor de la muralla. Y aquél lugar normalmente silencioso se llenó de pronto de bullicio.
Habitualmente disfrutaban con los ahorcamientos… al menos, los Moriel de sangre pura, que tenían oscuridad en sus almas y podían recorrer kilómetros para presenciar derramamientos de sangre y por supuesto jamás se perdían una ejecución, ya fuera de algún cautivo del reino enemigo o de un condenado por sus acciones dentro del propio reino: Un rebelde, un ladrón, alguien que había distorsionado la realidad para sus propios fines... Fuera cual fuese el motivo, importante, peligroso o absurdo, los castigos eran terribles y se volvían espectáculo para muchos, normalmente aburridos de lo cotidiano, dado que éstos espectáculos podían llegar a ser muy creativos y divertidos, dependiendo del ejecutor.
A diferencia de otros días, varios nobles se harían presentes y en ésta ocasión no sería en la plaza pública. Algunos simplemente llegaron por curiosidad y subían desde los feudos cercanos y la plaza, hasta aquella colina desde donde se alzaba el castillo y sus murallas.
Hacía poco que se había realizado el juicio de siete campesinos rebeldes y un noble a quienes se les había condenado a morir sin contemplaciones y como dispusieran los reyes de Moriel, que así comenzaban aquél día, bajo una negra oscuridad que ya había dado paso a una luz grisácea.
En un momento dado, se abrieron las pesadas puertas de madera. De vez en cuando los curiosos levantaban la cabeza, viendo cómo salían de aquellas puertas infranqueables del castillo, un pequeño grupo de caballeros al trote, la escolta, seguido por un carruaje totalmente negro con el escudo de Moriel grabado a ambos costados, levantando a su paso mucho el polvo por el trotar intempestivo de los caballos, seguidos de otros más con los nobles y príncipes dirigiéndose hacia el sur, donde estaba puesta la tarima. No era mucha distancia pero sí tomando en cuenta el tamaño del castillo y el tiempo que se tardaría en rodearlo.
Melkor se hallaba en el interior del principal carruaje, contemplando a La Reina, así como sus ojos de fiera, ahora medianamente apacibles o perdidos. No podía adivinar unos pensamientos que viajaban a un ritmo y son que nadie hubiera podido seguir, aunque como ella misma había dicho, pocas cosas había tan buenas como aquella para comenzar el día. Le sonrió de medio lado, con esa habitual sonrisa que parecía altanera en cualquier situación. Tenía las piernas separadas, con los puños en las rodillas. El ajetreo constante le impedía hablar sin sonar agresivo, así que tuvo que inclinarse hacia ella para hablarle, doblando el abdomen, se acercó un poco al acecho, intentando que la corona no estorbase su vista ni que el ropaje cubierto de duros metales interviniera al hacerle hacia atrás el cabello de su oreja y hablarle grave y suavemente al oído
—Os gustará la sorpresa que os he preparado. Pero tenéis que ser muy creativa y sacar a relucir toda la perversión que hay en vuestra alma…— dicho esto, recorrió suavemente su cuello con los dedos pretendiendo separarse a su lugar.
Habitualmente disfrutaban con los ahorcamientos… al menos, los Moriel de sangre pura, que tenían oscuridad en sus almas y podían recorrer kilómetros para presenciar derramamientos de sangre y por supuesto jamás se perdían una ejecución, ya fuera de algún cautivo del reino enemigo o de un condenado por sus acciones dentro del propio reino: Un rebelde, un ladrón, alguien que había distorsionado la realidad para sus propios fines... Fuera cual fuese el motivo, importante, peligroso o absurdo, los castigos eran terribles y se volvían espectáculo para muchos, normalmente aburridos de lo cotidiano, dado que éstos espectáculos podían llegar a ser muy creativos y divertidos, dependiendo del ejecutor.
A diferencia de otros días, varios nobles se harían presentes y en ésta ocasión no sería en la plaza pública. Algunos simplemente llegaron por curiosidad y subían desde los feudos cercanos y la plaza, hasta aquella colina desde donde se alzaba el castillo y sus murallas.
Hacía poco que se había realizado el juicio de siete campesinos rebeldes y un noble a quienes se les había condenado a morir sin contemplaciones y como dispusieran los reyes de Moriel, que así comenzaban aquél día, bajo una negra oscuridad que ya había dado paso a una luz grisácea.
En un momento dado, se abrieron las pesadas puertas de madera. De vez en cuando los curiosos levantaban la cabeza, viendo cómo salían de aquellas puertas infranqueables del castillo, un pequeño grupo de caballeros al trote, la escolta, seguido por un carruaje totalmente negro con el escudo de Moriel grabado a ambos costados, levantando a su paso mucho el polvo por el trotar intempestivo de los caballos, seguidos de otros más con los nobles y príncipes dirigiéndose hacia el sur, donde estaba puesta la tarima. No era mucha distancia pero sí tomando en cuenta el tamaño del castillo y el tiempo que se tardaría en rodearlo.
Melkor se hallaba en el interior del principal carruaje, contemplando a La Reina, así como sus ojos de fiera, ahora medianamente apacibles o perdidos. No podía adivinar unos pensamientos que viajaban a un ritmo y son que nadie hubiera podido seguir, aunque como ella misma había dicho, pocas cosas había tan buenas como aquella para comenzar el día. Le sonrió de medio lado, con esa habitual sonrisa que parecía altanera en cualquier situación. Tenía las piernas separadas, con los puños en las rodillas. El ajetreo constante le impedía hablar sin sonar agresivo, así que tuvo que inclinarse hacia ella para hablarle, doblando el abdomen, se acercó un poco al acecho, intentando que la corona no estorbase su vista ni que el ropaje cubierto de duros metales interviniera al hacerle hacia atrás el cabello de su oreja y hablarle grave y suavemente al oído
—Os gustará la sorpresa que os he preparado. Pero tenéis que ser muy creativa y sacar a relucir toda la perversión que hay en vuestra alma…— dicho esto, recorrió suavemente su cuello con los dedos pretendiendo separarse a su lugar.
Melkor Moriel- Rey de Moriel
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 23/09/2010
Re: Ejecución Pública [Totalmente libre]
Por siglos las ejecuciones públicas habían sido una gran fuerte de diversión para muchas personas, generalmente de mentes algo retorcidas o, si se las mira con cariño, curiosas. La actualidad no era demasiado diferente… o quizás la mente de la actual reina aun seguía siendo así de retorcida.
Llevar a cabo una ejecución en semejante lugar podría llegar a sorprender a varios de los espectadores (todos de una alta posición social, por supuesto), pero teniendo en cuenta quienes reinaban, ya no era algo tan sorprendente. En absoluto. Además, el espectáculo parecía ser prometedor: siete campesinos y un miembro de la nobleza. Interesante, muy interesante fue lo que pensó la Reina Morwen, mientras encontraba sentada dentro del traquetearte carruaje.
Últimamente, la reina se había mantenido algo más tranquila que de costumbre, pero aquello no era más que una fachada. En su interior estaba muy deseosa de presenciar la ejecución, pero de todas formas se mantenía en silencio, fantaseando con cuatro cadáveres a sus pies. Sí, todo aquello era demasiado interesante.
Morwen no reparó en que su esposo quería comunicarle algo hasta que finalmente lo tuvo susurrando palabras a su oído. Buena elección; si hubiera hablado en tono normal Morwen habría percibido cierta hostilidad algo falsa y habría comenzado una de sus interminables discusiones.
La mujer se inclinó un poco para oír mejor a su acompañante, cuyo cálido aliento ahora rozaba suavemente su oído. Una leve sonrisa se extendió por sus labios, una sonrisa que parecía infantil pero que a la vez no lo era. Una sonrisa un tanto perversa, ya que viene al caso.
-Estoy segura de que vuestra sorpresa será de mi agrado. –Admitió, para luego soltar una pequeña risilla algo aguda.- ¿Cuándo Morwen Moriel ha sido una mujer perversa? –preguntó con una voz teñida de sarcasmo, para deslizar su mano hacia su cuello, justamente hacia donde estaba la mano de Melkor y tomar la suya para apartarla de su cuerpo. El contacto con su esposo le agrada, eso era indiscutible, pero también le agradaba llevarle la contraria y en esos momentos le apetecía más hacer aquello.
Poco a poco, el carruaje se fue acercando hasta el lugar de la ejecución, haciendo ya que el escudo de la realeza fuera visible para varias personas. Algunas sintieron rencor, otras orgullo y admiración, y otras… miedo.
Llevar a cabo una ejecución en semejante lugar podría llegar a sorprender a varios de los espectadores (todos de una alta posición social, por supuesto), pero teniendo en cuenta quienes reinaban, ya no era algo tan sorprendente. En absoluto. Además, el espectáculo parecía ser prometedor: siete campesinos y un miembro de la nobleza. Interesante, muy interesante fue lo que pensó la Reina Morwen, mientras encontraba sentada dentro del traquetearte carruaje.
Últimamente, la reina se había mantenido algo más tranquila que de costumbre, pero aquello no era más que una fachada. En su interior estaba muy deseosa de presenciar la ejecución, pero de todas formas se mantenía en silencio, fantaseando con cuatro cadáveres a sus pies. Sí, todo aquello era demasiado interesante.
Morwen no reparó en que su esposo quería comunicarle algo hasta que finalmente lo tuvo susurrando palabras a su oído. Buena elección; si hubiera hablado en tono normal Morwen habría percibido cierta hostilidad algo falsa y habría comenzado una de sus interminables discusiones.
La mujer se inclinó un poco para oír mejor a su acompañante, cuyo cálido aliento ahora rozaba suavemente su oído. Una leve sonrisa se extendió por sus labios, una sonrisa que parecía infantil pero que a la vez no lo era. Una sonrisa un tanto perversa, ya que viene al caso.
-Estoy segura de que vuestra sorpresa será de mi agrado. –Admitió, para luego soltar una pequeña risilla algo aguda.- ¿Cuándo Morwen Moriel ha sido una mujer perversa? –preguntó con una voz teñida de sarcasmo, para deslizar su mano hacia su cuello, justamente hacia donde estaba la mano de Melkor y tomar la suya para apartarla de su cuerpo. El contacto con su esposo le agrada, eso era indiscutible, pero también le agradaba llevarle la contraria y en esos momentos le apetecía más hacer aquello.
Poco a poco, el carruaje se fue acercando hasta el lugar de la ejecución, haciendo ya que el escudo de la realeza fuera visible para varias personas. Algunas sintieron rencor, otras orgullo y admiración, y otras… miedo.
Morwen I. Moriel- Reina de Moriel
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Re: Ejecución Pública [Totalmente libre]
Aquella era una mañana fría y muy oscura, la espesa neblina se había hecho presente y a lo lejos un espectáculo sangriento y excitante nos esperaba a todos los Moriel y a su pueblo. Recordaba perfectamente al noble aquel que seria victima de una humillación doble al ser ejecutado junto con otros siete campesinos delante de todo el vulgo que se concretara y además de algunos nobles que también se harian presentes.
Desde lejos se escuchaban los silbidos provenientes de la chusma, las palabrotas e incluso estaba segura que las obscenidades ya se habrían hecho presentes, lo cual no podía ser mejor a mis ojos. Estaba ansiosa porque comenzara aquel espectáculo que mi padre nos había prometido. Seguro que mi madre también estaría muy ansiosa, casi la vislumbre riendo a carcajada limpia cuando todo comenzara.
Pero regresando un poco al tema, Richard Bosworth, era un miembro de la corte real, a quien podìa vérsele casi todos los días en las tertulias, se le conocía por relacionarse con la mayoría de las cortesanas y yo le conocía por sus galanteos incluso para conmigo. Deberìa reconocer que alguna vez sentí cierta curiosidad por ese Casanova. No del tipo amoroso, no…sino que me inspiraba desconfianza y su mirada me parecía de desprecio mas que de galanteo por mucho que se esforzara en fingir. Lo comente con alguna de mis damas y esta debió decírselo a alguien mas pues apenas unas semanas mas tarde se le acuso de conspirador. ¿Fue mi culpa? ¿Lo hice justamente con esta intención? Quizàs, no me importaba.
El carruaje en el que iba con mis hermanos seguía al de mis padres por una corta distancia, no había reparado en ellos porque estaba perdida en mis propios pensamientos pero atine a poner una mano sobre la pierna de Amras inclinándome hacia adelante, como un mero gesto de cariño y a recargar después la cabeza en el hombro de Ajax que iba sentado al lado mio,como si aquello no fuera sino un lindo paseo familiar, y lo era después de todo,no?
Desde lejos se escuchaban los silbidos provenientes de la chusma, las palabrotas e incluso estaba segura que las obscenidades ya se habrían hecho presentes, lo cual no podía ser mejor a mis ojos. Estaba ansiosa porque comenzara aquel espectáculo que mi padre nos había prometido. Seguro que mi madre también estaría muy ansiosa, casi la vislumbre riendo a carcajada limpia cuando todo comenzara.
Pero regresando un poco al tema, Richard Bosworth, era un miembro de la corte real, a quien podìa vérsele casi todos los días en las tertulias, se le conocía por relacionarse con la mayoría de las cortesanas y yo le conocía por sus galanteos incluso para conmigo. Deberìa reconocer que alguna vez sentí cierta curiosidad por ese Casanova. No del tipo amoroso, no…sino que me inspiraba desconfianza y su mirada me parecía de desprecio mas que de galanteo por mucho que se esforzara en fingir. Lo comente con alguna de mis damas y esta debió decírselo a alguien mas pues apenas unas semanas mas tarde se le acuso de conspirador. ¿Fue mi culpa? ¿Lo hice justamente con esta intención? Quizàs, no me importaba.
El carruaje en el que iba con mis hermanos seguía al de mis padres por una corta distancia, no había reparado en ellos porque estaba perdida en mis propios pensamientos pero atine a poner una mano sobre la pierna de Amras inclinándome hacia adelante, como un mero gesto de cariño y a recargar después la cabeza en el hombro de Ajax que iba sentado al lado mio,como si aquello no fuera sino un lindo paseo familiar, y lo era después de todo,no?
Ruth Moriel- Princesa de Moriel
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 24/09/2010
Re: Ejecución Pública [Totalmente libre]
Ibamos a una ejecución, me gustaban en cierta manera, era como una tradición y a la vez daba vida a la capital, que aveces parecía tan muerta, nosotros ibamos detrás del carruaje de nuestros padres, apenas habia hablado con padre en almenos unos días, creo que aun seguía molesto por la gran ausencia aquella, y eso me hacía sentir culpable, pero si fui a todos los demás entrenamientos, siempre iba a todos, menos al de ese día, que tenía de malo no ir, tampoco creo que hubiese querido darme una Gran Lección, rodé los ojos y miré por la ventana del carruaje.
Estábamos los tres en silencio, era más bien un silencio cómodo, aunque quien sabía, puede que me hubiese levantado con buen pie y todo lo veía positivo, pero tampoco es que me hiciera mucha gracia estar así todo el trayecto, las ruedas hacían subir el polvo de la arena, los movimientos no eran muy disimulados y cada bache en el camino se notaba, almenos tenia el consuelo de que el traje principesco lo tenía bien, un poco roto por los adornos, pero era más bien a causa de los entrenamientos, a Melkor le dió un día por hacerme entrenar con el traje de "gala", por la simple razon de cuanta más incomodidad a la hora de luchar, mejor sería el duelo, dado que más habilidad debía tener.
Miré a Amras que lo tenía enfrente, de hecho estaba enfrente pero al medio, y como estaría cansado ya de ser el sucesor, aunque creo que le alegraría la idea de que tarde o temprano él gobernaría, aunque para ser sinceros, si me hubiese tocado a mi serlo, creo que haría casi cualquier cosa para evitar tal desdicha, gobernar un reino...ya tenía bastante intentando gobernar mi vida y creo que cada vez en vez de mejorar, empeoraba.
Solo había de recordar lo sucedido en Galadnor la última vez, como me puse de cursi por culpa de la mascota de aquella chica, solo porque al parecer al animal no le caía demasiado bien, sonreí de lado al pensarlo, estaba claro que los animales ajenos y yo no eramos muy compatibles, solo recordar que de pequeño quise achicharrar al gato de madre porque le prestaba más atención a él que a nosotros, a partir de ahi ese animal no ha podido ni verme (y con razón), pero si ese gato pensara mucho más, sabría que ya no era el crio aquel.
Entonces noté como la cabeza de Ruth se apoyaba en mi hombro, acto que correspondí, poniendo mi mano sobre una de sus piernas, anhelaba las situaciones así, un pequeño acto de afecto familiar, por pequeño que fuera, que no diese a entender que a ninguno nos importaba el otro,al contrario, aunque admitía que las discusiones me divertían, daban esa chispa a la vida...aunque para otros pronto se les terminaría, como en el caso de los que iban a ser ejecutados.
Miré por la ventana otra vez, pero sin moverme, apoyando la espalda en el respaldo, supongo que no tardariamos demasiado en llegar, creo que luego de la ejecución querria hablar con ambos padres, por separado, conociendo a mi madre, seguro me había controlado y apoyado de alguna manera aquel día, pero una charla no nos vendría mal, le debia una explicación y de igual modo a padre, aunque con él , nunca sabia como reaccionaría.
Estábamos los tres en silencio, era más bien un silencio cómodo, aunque quien sabía, puede que me hubiese levantado con buen pie y todo lo veía positivo, pero tampoco es que me hiciera mucha gracia estar así todo el trayecto, las ruedas hacían subir el polvo de la arena, los movimientos no eran muy disimulados y cada bache en el camino se notaba, almenos tenia el consuelo de que el traje principesco lo tenía bien, un poco roto por los adornos, pero era más bien a causa de los entrenamientos, a Melkor le dió un día por hacerme entrenar con el traje de "gala", por la simple razon de cuanta más incomodidad a la hora de luchar, mejor sería el duelo, dado que más habilidad debía tener.
Miré a Amras que lo tenía enfrente, de hecho estaba enfrente pero al medio, y como estaría cansado ya de ser el sucesor, aunque creo que le alegraría la idea de que tarde o temprano él gobernaría, aunque para ser sinceros, si me hubiese tocado a mi serlo, creo que haría casi cualquier cosa para evitar tal desdicha, gobernar un reino...ya tenía bastante intentando gobernar mi vida y creo que cada vez en vez de mejorar, empeoraba.
Solo había de recordar lo sucedido en Galadnor la última vez, como me puse de cursi por culpa de la mascota de aquella chica, solo porque al parecer al animal no le caía demasiado bien, sonreí de lado al pensarlo, estaba claro que los animales ajenos y yo no eramos muy compatibles, solo recordar que de pequeño quise achicharrar al gato de madre porque le prestaba más atención a él que a nosotros, a partir de ahi ese animal no ha podido ni verme (y con razón), pero si ese gato pensara mucho más, sabría que ya no era el crio aquel.
Entonces noté como la cabeza de Ruth se apoyaba en mi hombro, acto que correspondí, poniendo mi mano sobre una de sus piernas, anhelaba las situaciones así, un pequeño acto de afecto familiar, por pequeño que fuera, que no diese a entender que a ninguno nos importaba el otro,al contrario, aunque admitía que las discusiones me divertían, daban esa chispa a la vida...aunque para otros pronto se les terminaría, como en el caso de los que iban a ser ejecutados.
Miré por la ventana otra vez, pero sin moverme, apoyando la espalda en el respaldo, supongo que no tardariamos demasiado en llegar, creo que luego de la ejecución querria hablar con ambos padres, por separado, conociendo a mi madre, seguro me había controlado y apoyado de alguna manera aquel día, pero una charla no nos vendría mal, le debia una explicación y de igual modo a padre, aunque con él , nunca sabia como reaccionaría.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Localización : Lejos del castillo, probablemente
Re: Ejecución Pública [Totalmente libre]
Comenzaba a escucharse el ruido de la multitud afuera, cerca, cada vez más cerca, incluso por sobre el trote de los caballos, signo de que estaban aproximándose y probablemente a pocos metros de la tarima. El viaje le había parecido tan sólo ese breve lapso en que la Reina se había inclinado hasta él, mostrando una sonrisa un tanto perversa en ese rostro pequeño y ovalado, casi aniñado, y soltado esa risita que habría inquietado a cualquiera.
—Sois tan bondadosa como yo mismo, Mi Reina— respondió con el mismo sarcasmo y al notar esa pequeña provocación de su parte, como si quisiera dejarlo en su lugar, sintió deseos de estrecharla más firme por los brazos, una divertida cacería de la reina hasta hacerla ceder a sus deseos, pero el carruaje se detuvo por completo y el Rey Melkor se vió obligado a posponer su pequeña conquista personal y bajar primero del carruaje, sin prestar atención al lacayo que se inclinaba al abrirle la puerta. Sus ojos otearon la multitud, una mirada severa aunque asombrosamente brillante bajo las cejas pobladas. En un movimiento hizo hacia atrás la capa, mostrando la empuñadura de la espada a un costado suyo, vigilando que no hubiese amenazas para la Reina y luego para los Príncipes, cuyo carruaje se había detenido también a pocos metros. La multitud de pronto se calló y parecía expectante, como si estuvieran deteniendo la respiración o hablaran por lo bajo.
Finalmente tendió la mano a la Reina para que se apoyara en él, dirigiéndose al palco improvisado que se había colocado especialmente para ellos, justo frente a donde debería ser el espectáculo, también llamado justicia para el reino. Los habitantes hicieron una leve reverencia hasta que los habitantes de aquél castillo en la colina tomaran sus respectivos lugares y entonces, tras el permiso de ellos, volvieron a levantarse.
Varios carros tirados por dos bueyes cada uno iban bajando la colina, con un prisionero dentro, y aunque a esa distancia no podían verse sus rostros, se notaba el forcejeo que hacían. Fue cuando el talante de la multitud volvió a avivarse. Se escucharon algunos insultos y silbidos al entrar los presos y algunos incluso se burlaban de forma encarnizada.
—Sois tan bondadosa como yo mismo, Mi Reina— respondió con el mismo sarcasmo y al notar esa pequeña provocación de su parte, como si quisiera dejarlo en su lugar, sintió deseos de estrecharla más firme por los brazos, una divertida cacería de la reina hasta hacerla ceder a sus deseos, pero el carruaje se detuvo por completo y el Rey Melkor se vió obligado a posponer su pequeña conquista personal y bajar primero del carruaje, sin prestar atención al lacayo que se inclinaba al abrirle la puerta. Sus ojos otearon la multitud, una mirada severa aunque asombrosamente brillante bajo las cejas pobladas. En un movimiento hizo hacia atrás la capa, mostrando la empuñadura de la espada a un costado suyo, vigilando que no hubiese amenazas para la Reina y luego para los Príncipes, cuyo carruaje se había detenido también a pocos metros. La multitud de pronto se calló y parecía expectante, como si estuvieran deteniendo la respiración o hablaran por lo bajo.
Finalmente tendió la mano a la Reina para que se apoyara en él, dirigiéndose al palco improvisado que se había colocado especialmente para ellos, justo frente a donde debería ser el espectáculo, también llamado justicia para el reino. Los habitantes hicieron una leve reverencia hasta que los habitantes de aquél castillo en la colina tomaran sus respectivos lugares y entonces, tras el permiso de ellos, volvieron a levantarse.
Varios carros tirados por dos bueyes cada uno iban bajando la colina, con un prisionero dentro, y aunque a esa distancia no podían verse sus rostros, se notaba el forcejeo que hacían. Fue cuando el talante de la multitud volvió a avivarse. Se escucharon algunos insultos y silbidos al entrar los presos y algunos incluso se burlaban de forma encarnizada.
- Spoiler:
- Esperábamos a Amras pero él estará ocupado hasta la semana que viene, así que continúo
Melkor Moriel- Rey de Moriel
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 23/09/2010
Re: Ejecución Pública [Totalmente libre]
La mujer sonrió para sí misma al ver la expresión del Rey, una mezcla de sorpresa, burla y deseo. Sí, ella estaba bastante habituada a ese tipo de miradas, ya que era de las más comunes junto con las miradas iracundas que tanto le enloquecían… literalmente. En verdad, había hecho una gran elección con respecto a su marido y no se arrepentía de ello. Desde luego, el amor había sido ajeno a la relación pero con el tiempo se había formado cierto afecto profundo entre ellos, cimentado sobre las discusiones, los “juegos” y demás. Una buena inversión.
-Qué esposo tan vanidoso tengo. –finalizó la charla con su comentario mientras observaba a su esposo erguirse para abandonar el carruaje, que ya había abandonado el anterior traqueteo y se encontraba inmóvil. Morwen se tomó unos segundos de más antes de levantarse ella también, mientras distraídamente pensaba en sus hijos ubicados en el siguiente carruaje. ¿Qué expectativas tendrían ellos sobre la ejecución? ¿Esperarían algo medianamente decente? Y por decente, se refería a sangriento, o cuando menos cruel. Morwen ansiaba ver algo “divertido”, de hecho su mayor ilusión sería ver una auténtica quema de desgraciados. Pero claro… si algún día se decidía quemar a alguien de aquella manera, lo más probable era que su nombre encabezara la lista. No era algo recomendable.
Finalmente se puso en pie, alisó su vestido del color de la sangre, y se dispuso a descender del carruaje. Tal como Melkor, no prestó casi nada de atención al lacayo: simplemente fue consciente de que estaba allí. En aquellos momentos solo tenía ojos para la ejecución… y quizás para su Rey también. Extendió su mano para sujetarse del fiero ex caballero y comenzaron a andar juntos rumbo al palco, donde podrían presenciar el gran espectáculo. A su paso quedaban reverencias (leves y no tan leves) y saludos que acababan flotando en el aire. También algún que otro insulto, pero en su totalidad dirigidos a los acusados que comenzaban a llegar en sus carros. Morwen no pudo evitar soltar una de sus risillas cargadas de emoción al verlos llegar, ¡Cuán poco les faltaba para morir! Podía jurar que sus sufrimientos habían comenzado ya bastante tiempo atrás, ¡Qué hermoso verlos consumirse al fin! Y los ánimos de la multitud no hacían más que avivar su propio ánimo.
-Creo que ya adoro esta sorpresa, esposo mío. –susurró al Rey con una voz llena de excitación tras reclinarse ligeramente sobre su hombro, para que solo él le escuchase. Tras esto, regresó a su posición inicial: es decir, seguir con la mirada a los carros.
Morwen I. Moriel- Reina de Moriel
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Re: Ejecución Pública [Totalmente libre]
Ver arder a la gente y no inmutarse, se suponia que eso era lo normal aqui, pero no era la mayoria de gente, de hecho conocía a Edmond, el cual, podía parecer cualquier cosa, pero se que no le hacía gracia lo de las ejecuciones, aunque a mi tammpoco, no le encontraba diversion alguna a ello, preferia ver arder cualquier otra cosa a personas, pero nunca lo hice entrever a mi familia, eso sería como darles la espalda de alguna manera y tampoco me hacia ilusion tenerles en mi contra.
Luego de la conversación que habia tenido con Ruth y mi madre, se me formulaba una duda, ¿iria o no iria a Galadnor? suponia que si, pero esa pequeña pelea mental no paraba de darme vueltas, en estos momentos quiza aun estuvieran pensando en el causante o causantes de aquel incendio y la idea de que esa chica me hubiese delatado, aunque no, no podia delatarme, como mucho describir mi fisico, aun asi puede que lo hubiera hecho, y vale, me gustaba el riesgo, pero no me gustaba pasarme de la mazmorra a la horca o lo que fuese, bueno la horca me daba igual, siempre la podia quedar, pero no creo que fuesen tan insensatos, pero da igual,no, me negaba a morir en manos del enemigo, seria demasiado placentero para ellos y encima en Galadnor, antes preferia morir en la zona de los exiliados muriendome de hambre.
Asi que la muerte era mucho más comun de lo que en realidad deberia ser, al final llegamos al lugar y bajé de la carroza, extendiendo la mano, para cogersela a Ruth y que no caiese con ese traje que llevaba, vi como la gente empezaba a amontonarse para ir a ver las ejecuciones,me preguntaba de que hablarian nuestros padres, supongo que ambos estarian contentos ante la idea de la ejecución, luego de ayudarla miré alrededor, como buscando algo, pero no habia nadie asi interesante, ni siquiera estaba Meredith.
-¿Sabeis a quien ejecutan, Ruth?¿ y que hicieron?-dije mirandola, porque no me habia preocupado en saber nada de ellos, asi almenos si alguno comentaba algo, almenos sabrian de lo que hablaban, aunque realmente no sabia que pintaba alli, en realidad hubiese preferido hacer cualquier otra cosa antes que estar ahi, pero esto venia a ser igual de importante como las reuniones familiares, asi que debia estar alli.
Luego de la conversación que habia tenido con Ruth y mi madre, se me formulaba una duda, ¿iria o no iria a Galadnor? suponia que si, pero esa pequeña pelea mental no paraba de darme vueltas, en estos momentos quiza aun estuvieran pensando en el causante o causantes de aquel incendio y la idea de que esa chica me hubiese delatado, aunque no, no podia delatarme, como mucho describir mi fisico, aun asi puede que lo hubiera hecho, y vale, me gustaba el riesgo, pero no me gustaba pasarme de la mazmorra a la horca o lo que fuese, bueno la horca me daba igual, siempre la podia quedar, pero no creo que fuesen tan insensatos, pero da igual,no, me negaba a morir en manos del enemigo, seria demasiado placentero para ellos y encima en Galadnor, antes preferia morir en la zona de los exiliados muriendome de hambre.
Asi que la muerte era mucho más comun de lo que en realidad deberia ser, al final llegamos al lugar y bajé de la carroza, extendiendo la mano, para cogersela a Ruth y que no caiese con ese traje que llevaba, vi como la gente empezaba a amontonarse para ir a ver las ejecuciones,me preguntaba de que hablarian nuestros padres, supongo que ambos estarian contentos ante la idea de la ejecución, luego de ayudarla miré alrededor, como buscando algo, pero no habia nadie asi interesante, ni siquiera estaba Meredith.
-¿Sabeis a quien ejecutan, Ruth?¿ y que hicieron?-dije mirandola, porque no me habia preocupado en saber nada de ellos, asi almenos si alguno comentaba algo, almenos sabrian de lo que hablaban, aunque realmente no sabia que pintaba alli, en realidad hubiese preferido hacer cualquier otra cosa antes que estar ahi, pero esto venia a ser igual de importante como las reuniones familiares, asi que debia estar alli.
Ajax P. Moriel- Príncipe de Moriel
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Localización : Lejos del castillo, probablemente
Re: Ejecución Pública [Totalmente libre]
Tome la mano que me ofrecía mi hermano menor, claro, después de que Amras también bajara, yo era la dama y por tanto la última en bajar. Alrededor pude apreciar gente de todos los rangos, el vulgo mucho mas cerca de la acción, mientras que para la nobleza se habían dispuesto asientos cercanos a nuestro palco. Mis padres ya ocupaban sus puestos y nosotros también haríamos lo mismo.
No pude evitar reparar en la pareja que formaban aquellos dos. Eran un par de soberanos sin igual, mi madre estaba más pálida que de costumbre pero sus ojos brillaban con la emoción que se supone èl ver quemarse a los enemigos del reino y mi padre estaba ahí con su porte imponente y gallardo, como solo podía ser èl. No había hombre en el reino que pudiera igualársele, de ello estaba seguro, ni siquiera Amras, su vástago podía ser ni cerca la sombra de nuestro padre, aunque también era de notoria belleza varonil.
La pregunta de Ajax me hizo achicar los ojos como si quisiera recriminarle su poca información sobre los asuntos de la corte, sobretodo cuando el escándalo de Bosworth había sido demasiado sonado. Entre la chusma pude ver a la hermana de dicho personaje, ahora caída en desgracia y vestida sencillamente, como si tratara de pasar inadvertida, parecía serena pero probablemente cuando viera morir a su hermano se acabaría.
-Richard Bosworth, estaba conspirando contra nuestro imperio…-dije a Ajax con voz pausada y muy baja, como indicándole- sus cómplices también cayeron y pronto los veremos pagar por sus crimines…-dije enarcando una ceja y tomando asiento junto a nuestros padres no sin antes hacer una reverencia sencilla a ellos.
No pude evitar reparar en la pareja que formaban aquellos dos. Eran un par de soberanos sin igual, mi madre estaba más pálida que de costumbre pero sus ojos brillaban con la emoción que se supone èl ver quemarse a los enemigos del reino y mi padre estaba ahí con su porte imponente y gallardo, como solo podía ser èl. No había hombre en el reino que pudiera igualársele, de ello estaba seguro, ni siquiera Amras, su vástago podía ser ni cerca la sombra de nuestro padre, aunque también era de notoria belleza varonil.
La pregunta de Ajax me hizo achicar los ojos como si quisiera recriminarle su poca información sobre los asuntos de la corte, sobretodo cuando el escándalo de Bosworth había sido demasiado sonado. Entre la chusma pude ver a la hermana de dicho personaje, ahora caída en desgracia y vestida sencillamente, como si tratara de pasar inadvertida, parecía serena pero probablemente cuando viera morir a su hermano se acabaría.
-Richard Bosworth, estaba conspirando contra nuestro imperio…-dije a Ajax con voz pausada y muy baja, como indicándole- sus cómplices también cayeron y pronto los veremos pagar por sus crimines…-dije enarcando una ceja y tomando asiento junto a nuestros padres no sin antes hacer una reverencia sencilla a ellos.
Ruth Moriel- Princesa de Moriel
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Fecha de inscripción : 24/09/2010
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